1. Javiera, mi sobrinita juguetona – Parte 2


    Fecha: 23/06/2019, Categorías: Incesto Autor: Pastel de fresa, Fuente: SexoSinTabues30

    ... el cuello. Me miró y sonrió pícaramente.
    
    — Buenas noches, tío -Dijo, antes que se diera vuelta y me diera la espalda.
    
    — Buenas noches linda.
    
    Me quedé mirando el techo, mientras sentía su respiración a mi lado. La cama era relativamente pequeña, por lo que quedábamos un poco apretados. Podía sentir el calor de su cuerpo, y el olor a adolescente que desprendía me tenía a mil. De repente ella dijo:
    
    — Ay tío, hace mucho calor… -Y acercó su colita más a mi lado. Levanté las sábanas y lo que vi me dejó sin palabras. Se había subido la camisa de dormir, y pude ver su culo redondito, blanquito, apuntando hacia mi, totalmente desnudo. No llevaba ropa interior. Tragué un poco de saliva, la impresión me había dejado bloqueado. Me puse de lado hacia ella, y comencé a deslizar mis dedos por su espalda hacia abajo, lentamente. Ella estaba inmóvil. Mis dedos llegaron a su culo, y los deslicé entre sus nalgas, sin llegar a entrar, solo entre ambos cachetitos. Tenía el culo blanco, redondo, casi perfecto, y el olor que podía sentir me volvía loco como a un animal. Con una mano le abrí el culito, y acerqué mi pelvis. Mi pene estaba debajo del boxer, pero aún así lo puse entremedio, estaba a punto de explotar. Podía notar el calorcito de su ano. Comencé a mover mi pelvis lentamente, sin quitarme mi ropa interior, haciendo fuerza contra su ano, simulando la penetración. Me acerqué a ver su cara y Javiera estaba con sus ojos cerrados, y el pulgar dentro de su boca, como una bebita durmiendo. La otra mano no se la vi, así que pensé que podría estar tocándose.
    
    — Que linda que eres, Javi -Dije con palabras entrecortadas, mientras seguía con un suave vaivén pélvico. Mis manos recorrían la silueta de su cuerpo semi desnudo, desde sus hombros, pasando por su cintura y su culo delicioso.
    
    — ¿De verdad lo cree? -Noté cierta pena en sus palabras.
    
    — Obvio, eres hermosa.
    
    — Mi mami dice que soy fea y que nadie me va a querer.
    
    — Tu mamá está loca. Tienes un cuerpo que cualquier hombre desearía. -No podía creer que Marcela le hubiese dicho eso.
    
    — ¿Usted me desea, tio? -Preguntó Javiera.
    
    — Mucho, te deseo demasiado -Susurré, mientras la apretujaba en un abrazo apasionado. Mis manos subían por su vientre, debajo del camisón, y mi pene, duro como fierro, seguía deslizándose entre sus nalgas con el boxer de por medio.
    
    — No le creo -Mientras decía esto, sacó la mano de su boca, y la bajó por debajo de la cama. Fue hasta mi boxer, metió sus dedos adentro, y me los bajó lo suficiente para que mi pene quedara expuesto. Estaba durísimo, ni siquiera yo mismo podía creer lo excitado que estaba. Con su manita, agarró firmemente mi fierro, me tiró el prepucio hacia atrás, y comenzó a pasarse mi glande entre sus nalguitas. Podía sentir como mi pene recorría su culo de arriba a abajo, sintiendo el calor entre sus carnes. Estaba tan caliente, que chorreaba líquido preseminal de manera impresionante, tanto así, que el movimiento de deslizar mi fierro hacía un ...