1. Mojada por su jefe


    Fecha: 23/06/2019, Categorías: Sexo con Maduras Autor: El Escriba, Fuente: TodoRelatos

    ... deseo de placer.
    
    Por fin, Daniel le arrancó el tanga de un solo tirón. Ante él quedó a escasos centímetros de su boca, su anhelado coño: de labios gruesos, se podía apreciar cómo palpitaba, fruto del deseo y la excitación. Acarició sus labios vaginales con la yema de sus dedos. Estaba ardiendo y húmedo. A continuación deslizó dos de sus dedos entre sus labios, impregnándose estos con los jugos que Paola no dejaba de expulsar desde hacía un buen rato. Sacó los dedos para poderlos contemplar. Estaban pegajosos, impregnados en una buena cantidad de sus jugos viscosos y adictivos. Dio los dedos a lamer a la boca de Paola, quién lo hizo con inusitada pasión, dejándolos entrar por completo en su boca, para saborear el producto de la excitación de su coño.
    
    Después, Daniel se inclinó sobre su cuerpo y comenzó a lamer aquel coño. Deslizó su lengua por encima de los labios, recogiendo los fluidos que los mojaban. Lo hizo despacio, suavemente, recorriendo el corto trayecto de aquel delicioso coño. A continuación, con su propia lengua, abrió los labios del coño de Paola y dejó que la lengua se colara dentro, saboreando de verdad los flujos que llenaban su coño, acariciándoselo desde la base hasta el clítoris, una y otra vez, cada vez un poco más deprisa y un poco más intensamente.
    
    Pronto dejó que su lengua y sus labios se deleitaran en el clítoris de Paola, a la vez que sus dedos comenzaron a penetrar en su coño, llegando hasta el fondo, y moviéndose dentro de ella como si de una pequeña polla se tratasen.
    
    Daniel lamía el clítoris, lo envolvía con la lengua y lo volvía a presionar, a la vez que intercalaba la acción de sus labios, mordisqueándolo y tirando de él, moviéndolo de un lado a otro, mientras con los dedos, follaba su coño sin parar, estimulando incluso el clítoris por dentro, poniendo sus dedos en forma de pequeño gancho para procurar un mayor placer.
    
    Paola respondió con profundos gemidos, arqueando su espalda por la cintura cada vez que los labios de Daniel mordisqueaban su clítoris, su lengua lo presionaba con fuerza, o sus dedos llegaban hasta lo más hondo de su coño, llevándose por delante sus, cada vez más abundantes, jugos.
    
    Se habría corrido, sin duda, de haber seguido así pero, de pronto y sin previo aviso, Daniel dejó de comerle tan magistralmente el clítoris y de follarse su coño con sus dedos.
    
    - Date la vuelta –le dijo con voz autoritaria.
    
    Paola obedeció sin rechista, excitada también por esa orden autoritaria, por la orden de quién, en realidad, era uno de sus jefes.
    
    Se echó sobre la cama, dándole la espalda a Daniel. Este se colocó detrás de ella. Agarró sus nalgas y su culo con sus manos, ejerciendo bastante fuerza sobre ella. Después le propinó un sonoro palmetazo en cada una de sus nalgas, a lo que Paola respondió con una especie de queja, más movida por la sorpresa que por el dolor. Los palmetazos le picaron, los sintió con fuerza, pero no la disgustaban, todo lo contrario, hicieron que se excitara aún más ...