1. En la regadera con Mariel


    Fecha: 21/06/2019, Categorías: Sexo con Maduras Autor: rfoviedo, Fuente: CuentoRelatos

    ... mi boca y mojando mi barbilla y cuello. Eso me volvió loco, su sabor era como la adrenalina, todavía estaba recuperándose de su orgasmo pero yo no aguantaba más, me puse en pie, y con algo de violencia la di la vuelta y ella sabiendo lo que iba a hacer apoyó sus manos y su cara en los azulejos y sacó su culito provocativamente.
    
    Doble un poco las piernas para que la disparidad de estaturas no fuera tan diferente, apunte mi verga a la puerta de su panocha y le dije:
    
    —Te voy a coger Mariel, te voy a coger hasta que te arda la panocha y se te salgan y escurran mis corridas.
    
    —Ahhh… mi vida si, cógeme, vamos hazlooo.
    
    Mi verga buscó la entrada de su coñito y se la clavé hasta los huevos despacio pero sin pausa.
    
    —¡Ahhh! Que gusto por diooos… cogemeee.
    
    Por fin mi deseo se hacía realidad por tercera vez y la sensación de estar cogiéndome a Mariel era increíblemente mejor de lo que me imaginaba. Su coño era estrechito o mi verga demasiado grande, no lo sé, el caso es que su vagina aprisionaba mi pito deliciosamente, notaba la suavidad de su interior, como mi glande la abría sin problemas mientras ella gemía pidiendo más y el calor abrasador que emanaba de esa cueva del placer. Mi orgasmo estaba ya en puertas, muchos años deseando esto y ahora mis cinco sentidos se estaban inundando de ella. Me agarré a sus tetas mientras bombeaba furiosamente su coño y Mariel literalmente se moría de gusto.
    
    —Mariel, me corrooo, no aguanto maaas.
    
    —Dentro mi amor, hazlo dentrooo… diooos me corro… me corro… si… si.
    
    Noté como su vagina exprimía mi verga, como se aferraba a ella y la estrangulaba para sacar toda la leche de mis huevos. Clavé mi polla en lo más hondo de su ser hasta rozar su matriz, Mariel arqueó la espalda y echó su cabeza hacia atrás gimiendo de placer. Creo que en mi vida me he corrido de esa manera tan brutal, mi verga no paraba de soltar leche que golpeaba en el útero de Mariel haciéndola gemir de deseo.
    
    —Mi amor para, paraaa por lo que más quieras. Decía intentando recuperar la respiración.
    
    —Te quiero Mariel, le decía besando su espalda.
    
    Mi verga seguía en su interior, dura como el diamante, sentía las pulsaciones de su orgasmo todavía sobre mi pito eso me mantenía encendido. Eso y el saber que estaba follándome a la mujer de mis sueños. Mis caderas tomaron la iniciativa y empecé un bombeo lento en el coño de Mariel.
    
    —Mi amor que me haces… ummm… sigue.
    
    Quise cambiar de posición, necesitaba ver su cara, besar sus labios. Me Salí de su interior y la di la vuelta estaba preciosa, con su carita arrebolada y sus ojitos brillantes de deseo. Nos abrazamos, levanté una pierna suya pasando mi brazo por la corva de su rodilla y la volví a penetrar de nuevo.
    
    —Dios que rico, gimió Mariel.
    
    Empecé a bombear de nuevo sabiendo que esta vez iba a durar mucho más. No pasó mucho tiempo cuando vi como Mariel hacia su respiración más profunda y me besaba con pasión, mi otra mano estaba aferrada a una nalga suya, notando su dureza ...