Hay una primera vez para todo - Relatos Eróticos

Hay una primera vez para todo

Hay una primera vez para todo

Me encontré a lo largo de mi vida muchas personas que estuvieron en mi camino relacionado con este entorno, desde mi primer mentor que en un momento le dio por desaparecer, y de forma casual volver. Esa persona que, digamos que fue quien me introdujo en ese mundo, y que pienso que en un principio no era su idea, pues solo buscaba de mi parte saborear mi juventud. Y en relación con esto último, me refiero a que disfrutaba ordeñándome, pues según él mi esperma, eran como el néctar de vida (obviamente ‘ido’).

Individuo que se te acerca con buenas ‘pretensiones’, unas palabras amables, siempre con respeto, y cordial, o al menos eso son los primeros días, pues tras sembrar esa ‘semilla’. Sin cambiar su estrategia, comienzan los roces fortuitos y con estos, claro está viene las disculpas, donde claro, esta no das importancia, pues de alguna manera sabía lo que pretendía.

Y claro está, debo confesaros que para mis adentros... lo deseaba, pues, aunque fingía inocencia e ingenuidad, algo que en verdad derrochaba ambas cosas, también en mi interior tenía mucha curiosidad. Y esos roces, ya sean fortuitos como accidentales, deseaban para mis adentros que fueran caricias, cosa que esté hombre con el tiempo me lo haría... uuuffff!!.

Pues esos roces, con el paso de los días, acabaron por convertirse en mimos, y finalmente en caricias, pero eso sí, os debo confesar que, no sabría cómo expresaros lo que me hizo sentir... uuummm!!.

Sobre todo, cuando cierto día, cogió y le dio por introducir su mano en el interior de mi pantalón, llegando a mi miembro, y comenzar a masturbarme. Y como recuerdo, como entre suspiros y jadeos, me dio por advertirle...

Y esté, contestarme...

Y en vez de detenerse, o sacar su mano, esté le dio por acelerar hasta que de una forma bestial, comencé a correrme, echando por ese entonces cinco o seis chorros de semen... uuummm!!. Corrida que, tras sacar su mano, cogió y le dio por chuparse la mano y los dedos, limpiándose todo resto que le deje, disfrutando este individuo, como su fuera... ‘un niño con juguetes nuevos’.

Y desde ese día comenzó, donde no contento con masturbarme, y para excitarme un poco más, comenzó a magrearme, ya sea mis tetillas, como comenzar a besar o comerme el cuello, o incluso las orejas... ooohhh!!. Y veía como funcionaba, pues tras descargar, mi miembro continuaba en estado morcillón, pues no se había quedado flácido... uuummm!!.

Y esto era un día tras día, donde mi cansancio era algo normal, pues ese individuo no dejaba de deslecharme de lunes a viernes, e incluso dos veces como mínimo, hombre que viendo que éramos objeto de miradas. Cogió un día y me propuso el entrar en unos matorrales, donde la maleza y la arbolada, nos servirían como ocultamiento. Y excitado le dejaba hacer, sobre todo, cuando le daba por descalzarme y quitarme los pantalones, justificándose con ‘evitar manchar mis pantalones’, justificación más que obvia.

Justificación que la achaco ...