1. Trío con mi hermana y mi prima junto a la carreter


    Fecha: 18/06/2019, Categorías: Incesto Autor: Martina Paz, Fuente: TodoRelatos

    ... manos hasta la cocha de clara. A pesar de la ropa, ya se notaba la humedad. Metí mi mano y comencé a masajearla. Mi hermana metió una mano en mi entre pierna y Clara en la de mi hermana. Todo estaba perfectamente coordinado, como si lo hubiésemos hecho durante toda nuestra vida. Estuvimos un rato chupándonos y pajeandonos, disfrutando de nuestros cuerpos y gimiendo como tres gatas en celo, mientras de fondo sonaba María Becerra. A pesar de la incomodidad, nos desnudamos y logramos acomodarnos para darnos aún más placer. Clara se recostó sobre el asiento, yo me senté sobre su cara, y mi hermana, entre arrodillada y sentada en el piso del auto, comenzó a chuparle la concha a nuestra prima. A pesar de que estaba prendido el aire acondicionado, el calor que hacía era tremendo. Tanto, que de a poco se empezaron a empañar los vidrios. Mientras tanto, oímos que varios vehículos pasaron a nuestro lado tocando bocina, cosa que, en vez de amedrentarnos, nos incentivó aún más.
    
    Cambiamos de posición. Mi hermana se sentó apoyada en una de las puertas. Yo me puse en cuatro, de frente a ella y mi prima detrás mío. Besé a mi hermana, bajé a sus tetas y finalmente, a esa conchita tan rica que tantas ganas tenia de volver a chupar. Tan entretenida estaba, que no noté los movimientos de Clara. Al parecer, se estiró hacia los asientos delanteros, tomó su bolso y sacó su consolador, para meterlo de un golpe en mi conchita, mientras me chupaba el culo. La incomodidad de da darnos placer en ese lugar, se veía totalmente vencida por el morbo que sentíamos. Más allá de la relación incestuosa, el hecho de estar en un lugar casi público le daba un plus extra.
    
    Mi hermana acabó en mi boca, mientras yo acababa muy cerca de la de mi prima. Al notarlo, sacó el consolador, lo chupo y se lo metió en su conchita. Nos acomodamos como al principio: mi prima en el medio, nosotras sentadas en sus piernas. Entre las tres empujamos el consolador dentro de su concha. Por momentos lo sacábamos y lo chupábamos entre todas. Su sabor era riquísimo. La cogimos hasta hacerla acabar. Sus jugos estallaron de una manera tan violenta que nos empaparon completas todo el torso e incluso el pelo. Nos reímos a carcajadas, mientras nos recostamos una sobre cada hombro. Agitadas, nos besamos con ternura, hasta que un golpe en una de las ventanillas nos devolvió a la realidad. Giramos instintivamente nuestros rostros hacia ahí y nos encontramos con las miradas libidinosas de dos policías. Nuestros corazones se detuvieron de inmediato, al mismo tiempo en que dejamos de respirar.
    
    ─Señoritas, abran la puerta, por favor ─dijo uno de los policías.
    
    Nos miramos entre nosotras sin saber que decir ni cómo actuar. De la siguiente secuencia, no tengo memoria. Cuando reaccioné, estaba sentada en el asiento de atrás, temblando y cubriéndome el cuerpo con mis piernas, mientras con mis brazos las rodeaba con fuerza. El auto avanzaba a gran velocidad por la carretera, mientras mi hermana, a mi lado, colgada ...