1. Mi Suegra


    Fecha: 13/06/2019, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... erección era descomunal, pero no paré de masajearla. Volvía a los pies y subía y bajaba por las piernas, del culo a los pies y al revés.
    
    Luego quise llegar hasta la espalda pero me tenia que parar en el tanga, claro. Así que le dije.
    
    - te bajo el tanga por debajo del culo un momento, para hacerte masajes bien por la espalda, ok?
    
    - Mmmjjj- contesto con un suave gruñido de placer.
    
    Le puse el tanga por debajo del culo y empecé a recorrer toda la espalda, hasta sus nalgas, para luego subir, apretando con las palmas de mis manos, fuertemente.
    
    Para poder hacer un poco mas de fuerza, me subí a la cama y me coloqué encima de ella de rodillas entre sus piernas, que por entonces ya estaban muy abiertas. Le empecé a apretar el culo hacia arriba, de nuevo, y pude ver que aquel tanga, que tan bajado estaba, ya no tapaba casi nada del coño de mi suegra. Entre que lo tenia medio hacia dentro y bajado, yo podía ver perfectamente aquel higo morado y un delicado vello negro y rizadito y (lo que mas me gustó) con unas gotitas brillantes de lubricación.
    
    Componiendo mi voz lo mas normal posible dije :
    
    - lastima el tanga, sino, te podría hacer un masaje apretándote de arriba abajo todo el cuerpo.
    
    Ella, sin decir, nada y aun boca abajo, se bajo el tanga hasta donde llegó con los brazos y dijo :
    
    - toma, quítamelo del todo.
    
    Sin decir nada se lo quité y ahí estaba ella, completamente desnuda, medio dormida y ofreciéndome una vista esplendida. Me quedé callado y sorprendido y ella dijo :
    
    - Sigues ahí? - con voz risueña
    
    - Ehh? mmsSiii, claro, perdona... - dije, absolutamente descolocado. Rápidamente, me puse de nuevo manos a la obra, pero esta vez sólo tenia en mente acariciar aquél sexo húmedo.
    
    Allí estaba ella, bocabajo, con las piernas ligeramente abiertas y completamente desnuda. Yo me puse a un lado de la cama, y volví a coger el tubo de crema. A lo largo de ambas piernas, así como en las nalgas y en toda la espalda, fui esparciendo pequeñas gotas de bodymilk, para esparcirlas con mis manos. Me aseguré, eso si, que en sus nalgas y muy cerca de su entrepierna, en los muslos, cayeran mas de una y de dos "accidentales" gotitas.
    
    Empecé por el pie derecho. Desde abajo hacia arriba, mis masajes le acariciaban cada uno de sus músculos. Centímetro a centímetro, mis manos iban subiendo por su pierna, hasta que con ambas manos le tenia apresurado el muslo derecho. Sin parar de masajear, mis dedos acariciaban, tangencialmente, aquél vello púbico humedecido. Era un tanteo de la situación, y como vi que no se quejaba, seguí adelante con mi plan.
    
    Esta vez subí por la pierna izquierda. Nuevamente mis discurrían poco a poco, pero inexorables hacia su entrepierna, pero esta vez uno de mis dedos acarició los labios vaginales con todo descaro, mientras con la otra mano, proseguía el masaje. Mis dos manos acariciaban su culo, y, en cada caricia, quedaba cada vez mas abierto aquél coño.
    
    Subí arriba de todo de su espalda. Con ambas manos, y ...