1. Mi Suegra


    Fecha: 13/06/2019, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... las piernas super-hinchadas por el calor...
    
    - Haberlo dicho antes, mujer! Venga, túmbate en algún sitio que te haré un buen masaje de los míos!
    
    - Ay, eres un cielo! No te diré que no, porque la verdad, me duele bastante...
    
    - Recogemos un poco la mesa?
    
    - Déjalo, lo recogeré luego yo, que tengo toda la tarde.
    
    Así que salimos de la cocina. Yo pensé que iríamos al sofá, donde muchas otras veces nos hemos pasado mas de media hora haciéndonos masajes el uno al otro, por los pies, las piernas o la espalda, pero ella se fue directamente al dormitorio y, al verme como medio parado, me dijo,:
    
    - Si no te importa, me tumbo aquí boca abajo y me haces un masaje aquí.
    
    - Ningún problema, ponte donde estés mas cómoda!
    
    Entramos en su dormitorio y yo le dije:
    
    - Recógete el vestido hasta la cintura y ponte bocabajo , mientras yo voy a buscar el bodymilk.
    
    Me fui al lavabo, a buscar el bodymilk ,lo cogí, y volví al dormitorio.
    
    No me esperaba la visión que me encontré. Mi suegra, de excelentes 57 años, estaba tumbada bocabajo, luciendo tan solo un tanga de estos que, por detrás solo tienen un par de hilillos.
    
    - Cuando quieras, me dijo.
    
    - No tendrás calor, tu! dije, riendo!
    
    - No calor, no, pero calores ... Tu suegro esta muy lejos! - a veces bromeábamos de temas de sexo, con entera libertad. Ya he dicho que con mis suegros, la relación era muy abierta.
    
    Yo me reí francamente a gusto, porque rompíamos así aquella situación un poco embarazosa.
    
    Le puse unas gotitas de bodymilk por la espalda y su culo dio un par de respingos.
    
    - ¿está muy fría?
    
    - no, da gustito, tranquilo!
    
    Yo apreté por toda la espalda y empecé a masajearla. Cada vez que bajaba hasta el final de la espalda, no podía dejar de fijarme en aquél culito, aunque cargado en años, aun muy apetecible. A cada pasada, rozaba el hilillo de su tanga y lo bajaba un poquito mas. Luego le estuve haciendo masajes en la columna, y llegué hasta donde empieza el culo.
    
    Me estaba ya relajando y veía que ella también. Entonces cogí de nuevo el bote de crema y le puse por las piernas, muslos y un par de gotitas en cada nalga. Volvió a dar un respingo y yo pensé que seria la primera vez que le acariciaba el culo, así que, para quitarle importancia, le dije:
    
    - Que pierna me has dicho que te dolía?
    
    - Ambas, es por el calor, se me hinchan...
    
    Empecé el masaje por los pies, durante un buen rato. Desde allí tenia poca visión de su entrepierna, porque tenia las piernas bastante juntas. No podía evitar mirar todo el rato allí así que, casi instintivamente, empecé a subir por sus piernas y a expandir la crema que había puesto allí, y con cada gesto, le separaba las piernas unos pocos milímetros cada vez. Llegué a los muslos y allí, con una mano en cada pierna, subí apretando fuerte hasta su culo. Sus dos nalgas se separaron y pude ver con toda claridad, la raya de su culo y su apetecible y bien depilado ano. Aquél micro tanga no tapaba nada! ,pensé. Me di cuenta de que mi ...