1. Sorpresa al llegar a casa


    Fecha: 13/06/2019, Categorías: Sexo en Grupo Autor: Edu y Pam, Fuente: CuentoRelatos

    Un mensaje tuyo fue el detonador para mi salida de la oficina:
    
    “Hola amor, nos vemos en la casa, no pases por mi al trabajo. Te tengo una sorpresa. No tardes.”
    
    Mensajes así no sucedían seguido y los anteriores resultaron muy gratas experiencias. Habían pasado varios meses desde la última ocasión que se presentó una oportunidad así.
    
    Terminé mis pendientes, preparé todo para el siguiente día y me dispuse a salir para dirigirme a la casa. Ya a punto de dejar la oficina, me alcanzó una de las responsables de proyecto que, además de ser una profesional en su disciplina, se distingue también por su belleza y buen cuerpo. Me pidió ver un par de cosas y fuimos a su despacho. Siempre es de admirar su inteligencia y por supuesto su presencia. Ella sabe sacar provecho de los mejores ángulos. Con todo, nos concentramos en sus requerimientos y, después de un breve intercambio, acordamos cómo resolvería ella esta situación que no era apremiante, pero su identificación oportuna, es lo que hace que nuestros clientes siempre confíen en las opiniones que les damos de los proyectos que nos encargan.
    
    Me subí al auto y recibí otro mensaje tuyo:
    
    “ya en casa, no hagas ruido cuando entres.”
    
    Manejé los 35 minutos que nos separan y paré por unas botanas, quesos y bebidas por si se llegara a necesitar.
    
    Al entrar, vi en el estacionamiento de nuestra casa un auto que no conocía. Me estacioné en el otro lugar nuestro y abrí con cuidado la puerta principal. Las luces de la estancia estaban encendidas parcialmente. Un saco obscuro de caballero en uno de los respaldos de los sillones y tu bolsa y saco en donde siempre los dejas al llegar. Las luces del pasillo a las recámaras estaban apagadas, pero al fondo, la puerta de nuestro cuarto estaba entreabierta y la luz era tenue, como si sólo una de las lámparas estuviera encendida. Bajé las cosas del auto procurando no hacer ruido y las llevé a la cocina, metiendo en el refrigerador lo que requería permanecer en frío.
    
    Con cuidado, para mantener el silencio, me acerqué a nuestro cuarto, y ya junto a la puerta, pude escuchar algunos cuchicheos, excitantes gemidos y ruidos que denotaban clara y ciertamente intensa actividad sexual. Tu voz sonaba excitada y le pedías que te penetrara más profundamente, fuerte, rápido. El tono que emitías era claro y extraordinariamente sensual. El golpeteo de los cuerpos era evidente y nuestro amigo te estaba penetrando con intensidad y rapidez.
    
    Empujé con sigilo la puerta y me asomé al interior de nuestro cuarto. El espectáculo era maravilloso. Tú en 4 puntos, levantando tus nalgas entregándolas a este eventual amante. Él parado detrás tuyo, de espaldas a la puerta donde yo observaba todo, sujetándote de tus caderas, penetrando tu vagina fuerte, golpeando tus muslos con los suyos en cada movimiento y sus testículos rebotando en tu clítoris, proporcionándote placer adicional en cada movimiento. Sin duda estabas gozando intensamente con sus profundas penetraciones, por lo que ...
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