1. Masaje con final muy feliz (parte 2. Final)


    Fecha: 10/06/2019, Categorías: Gays Autor: Leonardo484, Fuente: CuentoRelatos

    Esta es la segunda parte de mi ardiente experiencia con mi masajista, como les comenté en mi relato anterior, regresé a servicio 15 días después, la verdad es que en los días posteriores a no podía sacar de mi cabeza todas aquellas imágenes, andaba erecto casi todo el día y en varias ocasiones tuve que masturbarme en el baño de la oficina para aplacar mis ganas de volver a estar con Eduardo. Al día siguiente de aquel ardiente masaje, me despertó un WhatsApp de Eduardo, dándome los buenos días y para decirme que cuando nos volvíamos a ver, yo le dije que andaría un poco ocupado pero pronto volvería, él me dijo que ya estaba ansioso de que volviera, que le había caído muy bien y que hombres como yo, eran su tipo, así estuvo varios días mandándome mensajes candentes a toda hora, a veces me mandaba fotos de su verga parada, diciéndome que, ahí estaba su verga esperando ser mamada por mi.
    
    Un día me mando mensaje preguntándome si no me gustaría un servicio de masaje a 4 manos, yo le contesté que si me encantaría pero que en ese momento estaba corto de recursos, que en cuanto me saldría dicho servicio. El me contestó que había platicado de mi con un colega y que su colega se interesó en hacer un servicio conjunto, Eduardo me dijo que ya me decidiera y que por el dinero, no me preocupara que está vez la casa invitaba. La verdad un servicio de masaje erótico no es barato y más cuando el masajista es guapo y tiene buen cuerpo, realmente en ese momento no entraba en mi presupuesto darme ese lujo. Yo le contesté que al día siguiente tendría día libre, era un sábado.
    
    Yo estaba nervioso, sabía lo que me esperaba, no iba a haber masaje ni pura chingada, iba a hacer un trio de puro sexo desenfrenado, me preguntaba si el otro wey iba a estar igual de chulo que Eduardo o iba a hacer un esperpento y ya estando ahí tendría que cogermelo o dejar que me cogiera.
    
    El día se llegó y yo me fui bien galán, ropa chida, una camisa que dejara ver mis brazos marcados y medio abierta dejando ver la línea de mis pectorales, me puse una loción que mucha gente me ha elogiado y por fin llegué a la casita antigua del centro que después me enteré que la rentaban entre varias personas para dar servicio de masajes, al llegar me sudaban las manos, Eduardo me abrió la puerta y me saludó muy amable con una hermosa sonrisa, me pasó, cerró la puerta y me dijo "Como has estado chiquito" me dio un beso en la boca y me abrazó repegando su cuerpo al mío.
    
    Pasamos a la sala que les había contado tenía muchos espejos, cómo de gimnasio y me presento a su colega Flavio; un hombre también maduro como de unos 48 años, altísimo, más alto que yo, parecía luchador musculoso, más que Eduardo, blanco y cabello castaño, ojos negros, sus brazos llenos de venas saltadas, su cabello con corte militar y muy masculino, me saludó de mano y me dijo "Pásale bebé, ponte cómodo, Lalo me ha hablado mucho de ti". Me di cuenta en ese momento que habían pasado la camilla y la cama de la habitación donde había ...
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