Recuerdos de adolescencia (Memorias. Capítulo III)
Fecha: 07/06/2019,
Categorías:
Confesiones
Autor: Marcos Romero, Fuente: TodoRelatos
... deseaba más, el recuerdo de los encuentros con mi tía estaban grabados en mi cuerpo y cada vez que Teresa me dejaba rozar su cuerpo me excitaba, mas reconozco que mi mente estaba recordando los momentos con Marisa. Las chicas son muy intuitivas y Teresa en seguida notó que algo no iba bien. Me paraba los intentos de llegar a más con ella, y yo regresaba a casa ofuscado y enfadado con el mundo, hasta que mi cabeza volvía a la realidad y volvía a llamar a Teresa, pidiéndola perdón por haberla ofendido. Notaba que Teresa estaba cada vez más lejos y no me veía capaz de luchar.
Mi niño, mi hombre, mi amante, eres mío.
Recordaba estas palabras de Marisa y cada vez entendía mejor cómo mi tía me había marcado, mi cuerpo era suyo, mi mente era suya.
Por eso tuve que escapar, y no recuerdo el largo trayecto hasta que me planté en la puerta del apartamento de mi tía, llamando insistentemente al timbre.
Marisa abrió la puerta y no dudé en lanzarme a sus brazos. Ella me abrazó mientras me besaba, quizás un poco asustada.
¿Qué te pasa, mi amor, qué sucede?.
Y yo la besé, con todo mi ser, mientras mis manos rozaban sus caderas, buscaban las curvas de sus nalgas, subían por su espalda, agarraban sus senos, tomaban su falda y la subían, para tocar su entrepierna, su ansiado sexo. Me embriagaba en su olor, en su pelo rozando mi mejilla, en todo su cuerpo.
Marisa comprendió rápidamente la situación y me llevó a su dormitorio.
Uff, menos mal que tu prima no está, Marcos.
No la dejé decir nada más, quise besarla, tocarla. Ella se quitó la ropa, me desnudó y mi miembro erecto respondió placenteramente a sus caricias. Mis dedos recorrieron esas zonas conocidas, su vulva, el clítoris, el pubis, acariciándonos el uno al otro. Marisa me empujo y se sentó encima mía, mientras introducía mi polla bien dentro, notaba cómo se movía, la miraba sus pechos grandes subiendo, bajando y los tomé entre mis manos, recorriendo su contorno, agarrando suavemente los pezones tiesos y haciendo que Marisa gimiese de placer y se balancease firmemente contra mí, mi sexo hinchado dentro de ella. Los movimientos fueron acrecentando y cuando ella empezó a notar que eyaculaba también se corrió, los orgasmos acompasados, gimiendo ambos al unísono, besándonos con respiración entrecortada.
Al levantarse noté como mi semen caía desde su sexo mojándonos a ambos y entonces comprendí que me había corrido dentro de ella.
Lo siento, no debería haber pasado - Solté alarmado.
Ella me besó, muy tranquila.
No te preocupes, cariño, he empezado a tomar unas pastillas para que no pase nada.
Allí tumbado junto a ella, los dos desnudos, en aquel rincón de su dormitorio, apartado del mundo y de todo, me noté feliz, con su cuerpo cálido pegado al mío.
¿Quieres quedarte esta noche conmigo? - me dijo.
Por supuesto que quería, en esos momentos era lo que más deseaba.
Si, por favor.
Vamos a llamar a tus padres y te quedas - Me besó y giró para tomar de la mesilla el ...