1. La mama de Benito


    Fecha: 04/06/2019, Categorías: Hetero Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... el pito, luego me vine, contra mi voluntad me vine, ese agujero me sacaba los mocos, a apretones succionantes, mis piernas se doblaban y yo agarrado a aquellas nalgotas vibrantes, en mi último suspiro la escuché "anda dame tus mocos" y terminé de venirme.
    
    Al final hice el que tal vez sería el único gesto de "caballero" que recibió esa mujer, tomé un largo trozo de papel de baño y le limpié la entrepierna, luego me subí el pantalón y como pude abrí la puerta del baño.
    
    Pero al salir me esperaba otro mundo, era como si los ojos de todos estuvieran sobre mi, todos me miraban aunque la mayoría bailaba y andaba en sus propios asuntos. Sentí los ojos inquisitivos de los cabrones del equipo y los ojos reprochantes o envidiosos de varias mujeres, caminé entre ellos, sintiendo de vez en cuando palmadas sobre mis hombros, "bien, bien, lo hiciste bien", me decían voces a mis espaldas como felicitándome por haber anotado un gol.
    
    Aquello me extrañó, entonces caí en cuenta que mis compañeros de equipo se habían dado cuenta de lo que había ocurrido dentro del baño, y en el justo momento que voltee hacía ese lugar vi que el Marciano cerraba la puerta. En otras palabras este cabrón también se había metido ahí para cogerse a la nalgona, y junto a la puerta ya había otros esperando turno, el Silverio, el Primo y hasta el Borolas, además de otros que no pude identificar. Y cuando algún despistado quería entrar al baño todos a coro decían "está ocupado".
    
    Todo eso me sorprendió, ¿sería posible que aquella mujer se cogiera a todo el equipo?, pues al menos a la mayoría si, puesto que dos horas después y creo medio litro de semen más tarde la vi salir, como si nada, haciendo caso omiso de las enojadas miradas de las viejas que se habían percatado de toda aquella acción, meciendo su descomunal nalgatorio sumándose a la fiesta para bailar con quien se lo pidiera.
    
    Más tarde, con algunas cubas de más, la saqué a bailar, ella aceptó y disfrutamos del Caballo y la Montura en voz de Tony Camargo, en aquellos momentos tener a la nalgona entre mis brazos y recordar lo ocurrido horas antes dentro del baño provocó una nueva erección, le comenté "oye, que rico lo hicimos ¿verdad?", "¿qué?", dijo ella, agregando "no se a qué te refieres", en otras palabras fingía demencia, eso me desconcertó y acabó por enfriar mis intenciones, pero ya para terminar la pieza ella acercó su boca a mi oído para decir "no te enojes, ya te dí una probadita, no pidas más, y si sabes ser caballero guardarás silencio ¿eh?". Luego se retiró meneando el bote dedicándome de paso una inocente sonrisa.
    
    En nuestra siguiente reunión, la bola comentaba lo ocurrido con la nalgona: "qué rico apretaba!, ¿verdad?", "te sacaba los mocos apretando la pucha, pinche vieja!", "dice el Marciano que a él le dio el chirris, pues ya tenía muy rosada la zorra", "a cuántos se echó?", "pues quien sabe, pero la mayoría del equipo fue al baño en ese rato", "ufff, pues entonces fuimos como quince o más!", más o menos ...
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