Paola y Emma - Relatos Eróticos

Paola y Emma

Emma Paola se habían conocido cuando eran niñas, ambas habían sido buenas amigas en ese tiempo.Aunque habían separado sus caminos, estos se volvieron a encontrar en sus estudios superiores, sin embargo los cambios en ambas eranopuestos, Paola pertenecía a las populares, mientrasqueEmma era de las personas recatadas de la clase.Parecía que sí se habían conocido hace tiempo ahora Paola ya no la reconocía, ni siquiera figuraba en su vida escolar en lo más mínimo. Cuando el curso avanzó Emma comenzó a ser centro de burlas que fueron de menos a másy de las cuales Paola llegó a participar en ellas,debido al parecido que por algun tiempo llegó a comparir Emma con una profesora,en sus razgos. La forma recatada de vestir de ambas, profesora y alumna no ayudó a minimizar las burlas.

Paola aunque se mantenía dentro del circulo de las populares no era la más popular, ese lugar le comrrespondía a Diana, la chica que muchos estudiantes consideraban la más atractiva de la clase. Por muchos intentos que Paola hiciera, nunca lograba superar a Diana, así que Paola cansada y devastada de tantos intentos y herida de su orgullo un día que se sentía sumamente vulnerable se fue a refugiar al baño del último piso que casi nadie usaba, pues tenía algunasaverías ypartes descompuestas, ahí mientras estaba sola lloró amargamente.Cuando se repuso estando en el lavabo, mientras se mojaba la cara salpicando el espejo que tenía frente pronunció:

—¿Por qué no puedo ser como Diana?

Sin duda se sorprendió cuando una voz le respondió.

—¿No sería mejor superarla, ser mejor que ella?

Paola no sabiendo si la voz estaba en su cabeza o de verdad la escuchaba, reflexionó un poco ante lo que escuchó y respondió.

—Si deseo ser mejor que ella.

—Yo te puedo conceder eso, solo…

La voz se cortó al momento que se abría la puerta del baño y Emma entraba, ambas se miraron por un momento, Emma se dirigió al sanitrio, al terminar y salir del cubículo se puso en el lavabo que estaba al lado de Paola, se lavó rápidamente las manos y pareció no prestarle atención a que todo ese tiempo Paola no se había movido de su lugar y mantenía las manos rigidas mientras miraba al espejo, en cuanto Emma terminó de lavarse y secarse las manos se dirigió hacia la salida y mientras abría la puerta miró a Paola y le dijo:

—No deberías hacerlo.

Emma salió y Paola comenzó a preguntarse si Emma se refería a la voz que había escuchado previamente, pero antes de ordenar sus pensamientos la voz se escuchó de nuevo y continuó.

—Si deseas superar a Diana, cortate y pon tu mano ensangrentada frente al espejo.

La voz sonaba confiable y tranquilizadora tanto que Paola buscó en su bolsa algo que pudiera utilizar para herirse la mano, miraba a su alrededor y vió que la otro lado del lavabo en el que ella estaba, este estaba descopuesto, el grifo estaba roto y vio un borde afilado, sacó mano de su bolsa y sin pensarlo demasiado perforó su piel, sintiendo como su mano se humedecía y se teñía de ...