El nuevo de la oficina - Relatos Eróticos

El nuevo de la oficina

... mucha ayuda, incluso ha logrado que Alejandra y Mariana lleguen a tiempo, no se como lo logró, pero desde su llegada, ninguna de las dos se ha retrasado en una entrega cómo antes y su disciplina ha mejorado mucho. Desde el primer día hemos comido juntos, al parecer no le gusta hacer amigos y solo se siente cómodo conmigo. Alejandra y Mariana suelen evitarlo fuera de la oficina, pero a mí me ha parecido una buena persona aunque muy reservado, no obstante, no he podido quitarme los nervios cada vez que estoy cerca de él, su olor me llama mucho la atención y me he sorprendido a mí misma en varias ocasiones propiciando que me toque, aunque sea solo roces inocentes con el dorso de la mano mientras caminamos, sé que estoy casada, pero ese hombre me atrae más de lo que soy capaz de controlar.

Un viernes, debido a un accidente de transito, llegó un par de horas tarde, enfurecido por el tráfico y algo acalorado, vino a mi oficina y se disculpó, antes de ponerse a trabajar para tratar de sacar todo el trabajo.

Se hace tarde y parece que no terminará a tiempo, pero promete no irse antes de acabar, admiro su compromiso pero me ha arruinado los planes, pues pensaba irme a bailar con unas amigas y más tarde mi esposo iría por mi. Veo la hora y es imposible que pueda llegar a tiempo a mi compromiso.

Me miro en el espejo del baño y notó que he desperdiciado un maravilloso vestido e incluso recuerdo que, pensando en que mi marido iría en la noche por mi, me he puesto un conjunto de lencería muy sensual, de color rojo con encaje, medias negras con liguero y una tanga que hace que mis nalgas se vean hermosas.

Salgo del baño y regreso a mi oficina, tal vez le hable a mi marido para que me recoja en el trabajo. Pienso en todo lo que me he perdido cuando entra Armando. Su apariencia me sorprende pues se ha quitado la corbata y ha desabrochado un par de botones de su camisa, dejando ver el nacimiento de sus pectorales, se ha remangado la camisa mostrando sus fuertes antebrazos y el nacimiento de un tatuaje, se ve cansado por el esfuerzo realizado. Me pierdo en sus músculos sin notar que ha estirado la mano para darme una USB, cuando regreso de mi lapsus, solo me mira sosteniendo el objeto, lo tomó y noto nuevamente como mis mejillas enrojecen.

Revisamos juntos el trabajo y no puedo evitar ponerme nerviosa al tenerlo detrás de mí mientras leo lo que ha escrito, no puedo concentrarme pensando en su cuerpo y me sorprendo a ratos imaginando cómo sería tenerlo sobre mí. Sacudo mi cabeza como si con ello pudiera apartar el deseo. Analizo un poco el texto y hago una pequeña corrección, momento que el aprovecha para acercarse a mi y entonces lo siento, en el hombro, completamente duro, dejándome paralizada sin saber qué hacer, no me muevo mientras él finge mirar el monitor, pues de reojo puedo ver que su vista está dirigida a mis tetas.

Me pasa el brazo por encima de los hombros y coloca una mano en el mouse, hace una pequeña corrección y con el movimiento de ...