El nuevo de la oficina - Relatos Eróticos

El nuevo de la oficina

Hoy llega mi nuevo colaborador, viene recomendado pro el jefe. Solo espero que trabaje bien, en serio necesitamos un buen escritor para las campañas, los ortos fueron realmente malos. Suena el teléfono, contesto, es mi jefe.

- Dígame señor.

- Adriana, baja por favor a mi oficina, te voy a a presentar a Armando, tu nuevo colaborador.

- Voy para allá.

Al ser el último día de la semana laboral estoy vestida de forma casual, en la oficina solemos relajarnos con la vestimenta el viernes, aunque de saber que vería al jefe, seguramente no me hubiera traído jeans ni zapatillas deportivas.

Entro a la oficina, el jefe sonríe, el nuevo me da la espalda, puedo ver que es un hombre grande, con el pelo corto, de piel morena, conforme avanzo voy descubriendo poco a poco más características en su rostro, tiene un poco de barba perfectamente bien recortada, viste traje y corbata.

- Adriana, te presentó a Armando, tu nuevo escritor.

Cuando se pone de pie me sorprende su altura, debe medir casi 1.90, noto de inmediato que es un hombre fuerte y musculoso. Me tiende la mano y yo se la estrecho, no intentó darme un beso o abrazarme, parece que es un caballero. Por alguna razón me siento muy nerviosa a su lado.

El jefe comienza a hablar de las funciones que va a tener, los temas de las próximas campañas programadas, horarios de comida, funcionamiento del comedor, horario de salida y luego él toma la palabra cuando el jefe le pregunta por su formación, su voz es grave y muy varonil, el tipo de voz que suele llamar la atención de todos los presentes, acallar otras pláticas y hacer que todos tus sentidos se enfoquen directamente en él. Cuando termina de hablar y relatar todos sus logros profesionales, despierto del trance en que he entrado desde el momento en que lo vi.

- Muy bien, pues, no les quito más el tiempo, por favor Adriana, indícale cual es su lugar, dale su kit de bienvenida y pónganse de acuerdo para el trabajo. Armando, por favor, cualquier cosa que necesites házmelo saber ¿de acuerdo?

- Muchas gracias, haré lo posible para no molestarte amigo.

Ambos se dan la mano y luego él me voltea a ver. Aun sentada, noto cómo me tiemblan las piernas, desde aquella vez que conocí a Daniel, mi esposo, no me sentía así.

- ¿Nos vamos? - me pregunta al ver que no me he movido, salgo de mi ensimismamiento apenada y siento como mis mejillas adquieren un inusual calor.

- Si, claro, con su permiso jefe.

El jefe no me dice nada, puedo notar que me mira con un gesto de incertidumbre al notarme tan distraída. ¿Por qué me siento así por un hombre al que ni siquiera conozco?

Me pongo de pie y él espera a comenzar a caminar, así lo hago, siento como me sigue y al salir de la oficina miro por el reflejo del ventanal de enfrente, esperando verlo mientras me mira el trasero, pero no lo hace, simplemente esta mirando el edificio ¿Qué podría verle al edificio?

Cuando giramos en una esquina, y comenzamos a subir las escaleras, él apresura el ...