1. Capítulo 2: De su hijo a su mujer (Orgasmo involuntario)


    Fecha: 03/06/2019, Categorías: Gays Incesto Sexo con Maduras Autor: MachoLingerie, Fuente: SexoSinTabues30

    Antes de iniciar recomiendo leer el Capítulo 1, lo encuentras en este LINKhttps://sexosintabues30.com/relatos-eroticos/gays/capitulo-1-de-su-hijo-a-su-mujer-iniciando-a-los-6-anos/
    
    *** Mi papá siempre fue muy cariñoso y se preocupaba todo el tiempo de mí. Nuestra relación era perfecta, pues me ayudaba a vestir, me bañaba, me hacía reír, me defendía de los retos de mi mamá y, como ya saben, me hacía dormir por las noches. A veces cuando mi mamá no estaba dormíamos juntos, en mi cama o en la de ellos, pero mis incursiones y prácticas con mi papá fueron siempre en mi cama, sobre las sábanas que compartíamos por momentos en las noches.
    
    Esas incursiones y prácticas siguieron pasando por mucho tiempo y si bien no puedo precisar cuántos meses exactamente fueron, sé que fueron bastantes, por lo menos los que van desde el invierno al verano. Recuerdo que ya era verano, porque estaba cerca de mi cumpleaños, cuando una noche me llevé uno de los sustos más grandes que he tenido en la vida.
    
    Para mi cumpleaños siempre estábamos de vacaciones en la casa de la playa que tenía mi abuelo cerca de Constitución, en el sur de mi país, donde también estaban mi abuela, mi mamá y mi papá y algunos de mis tíos y primos. La rutina veraniega era que después del almuerzo íbamos a la playa y al volver debía darme la ducha de costumbre, para cenar con la familia.
    
    Esa noche del susto, después de la cena, mi mamá comenzó a jugar cartas y a conversar con mis tías. Como ya era tarde, me despedí de todos para irme a la cama y obviamente le pedí a mi papá que me hiciera dormir, así que subimos al segundo piso. La casa era lo suficientemente grande para recibirnos a todos y en el dormitorio que ocupábamos había dos camas, una pequeña para mí y otra grande donde dormían mi papá y mi mamá.
    
    Nos acostamos y me empezó a contar sus historias de cuando venía a esta casa desde que era un niño pequeño. Como siempre, apoyé mi cabeza en su pecho mientras su brazo sostenía mi espalda, Con mi mano acariciaba su cuello y su pecho, disfrutando oír su voz y el calor que emanaba de su cuerpo. Ya sabía que yo, en algún momento, debía empezar a respirar más profundamente, simulando que ya me estaba durmiendo. Entonces mi papá comenzaría a bajar el volumen de su voz hasta hacerla un susurro, por lo que esa noche, a la distancia, pude escuchar las voces y risas de las jugadoras de cartas.
    
    También sabía que cuando comenzara a escuchar su respiración más pausada, en pocos minutos ya estaría durmiendo. Para asegurarme, aplicaba la técnica que había aprendido noche tras noche de práctica. Le tiraba un poco el cabello o lo molestaba, poniendo uno de mis pequeños dedos en su nariz o en su oreja. Hacer esto aceleraba tanto mi corazón, que parecía que se iba a escapar de mi pecho, por esa sensación de temor de que despertara y no pudiera hacer mi juego.
    
    Pero, si a cada una de estas pruebas él no respondía, me emocionaba muchísimo más, pues mientras siguiera durmiendo, yo estaría más cerca ...
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