1. Túnel dimensional, Camelot


    Fecha: 01/06/2019, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... derramaba por sus pálidos hombros y torneada espalda.
    
    El culito respingón era precioso en esa postura. Tenía los muslos blancos estirados. Apoyada en sus antebrazos los pechos firmes y duros caían hasta rozar con sus pezones el pelo del lecho.
    
    Arturo sentado a sus pies y tan desnudo como ella se los acariciaba con ternura. Su magnífico cuerpo de guerrero, atlético, con músculos de acero estaba relajado disfrutando del descanso y del amor, de la admiración de sus seres queridos y del mío por supuesto.
    
    En un rincón descansaba la armadura del rey y la de Lanzarote. Y de la pared colgaban sus espadas. Esta vez si que pude admirar Excalibur, un enorme mandoble con mango a dos manos, aunque Lancelot solo me dejó unos segundos para ello. Si que parecía un arma mágica con extraños brillos recorriendo su filo.
    
    A mi espalda dejó caer la ligera túnica que lo cubría. Segundos más tarde me estaba ayudando a librarme de la mía, todo un caballero. Se pegó a mi espada haciéndome notar su polla dura en mis nalgas. Las poderosas manos de un guerrero rodearon mi torso y acariciaron mis pechos con suavidad.
    
    Ginebra admiraba mi pubis depilado. Seguro que Morgana le habría comentado algo al respecto. Me hizo un gesto para que me acercara a ella. Despacio, luciéndome di los diez pasos que me separaban de ella sobre ese piso de pulida piedra. Curiosa estiró el brazo hasta alcanzar los lados de mi vulva.
    
    La suave caricia me hizo estremecer y humedecer más de lo que ya estaba. Me incliné a besarla, sus labios eran dulces y tiernos. Mi lengua jugaba con la suya. Los dos soldados se limitaban a admirarnos y a acariciarnos con suavidad dejando que nosotras nos exploraramos. Aunque también se besaban de vez en cuando con abundante intercambio de saliva y juego de lenguas.
    
    Se giró boca arriba, yo empecé a deslizarme sobre su cuerpo empezando por la suave boca de la reina. Pasé a sus voluptuosos pechos y el vientre plano con besos ligeros en la suave piel. Mi lengua en su ombligo le hizo cosquillas y se rió, justo bajo mi propio vientre. Tenía ante mí el vello de su coñito, tan rubio que casi parecía blanco.
    
    Deslicé los dedos por allí. En busca de los labios de la vulva. Ya para entonces tenía ganas de probar su sabor. Sin más dilación clavé la lengua entre los dulces labios buscado el clítoris real. A la vez notaba la suya en mi xoxito. Creo que fueron segundos los que tardé en tener mi primer orgasmo.
    
    Fue el rey del primero en penetrarme, supongo que lo tomaría como una especie de derecho de pernada. Lo vi de reojo moverse hasta colocarse detrás de mí. Ginebra sujetó mis nalgas con sus delicadas manos para que no me moviera. Sin separar la lengua de mi clítoris le hizo espacio a su esposo para que la poderosa polla del rey fuera entrando en mi cuerpo.
    
    Supuse que la rubia estaría lamiendo los huevos de Arturo. Yo lo habría hecho. Lanzarote por su parte, bueno, cuando quise darme cuenta tenía su glande justo ante los ojos. Lo agarré con la mano y ...
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