1. Descalza - 2 -


    Fecha: 31/05/2021, Categorías: Fetichismo Autor: ARETIFISTA, Fuente: TodoRelatos

    ... mostrarse andando descalza mañana por el jardín, marchándose después con todos sus amigos a la vez, como ahora, zapatillas en la mano y pies descalzos y libres por el suelo; o tal vez llegar descalza a clase, o salir directamente descalza del aula, paseando así por los pasillos del centro, como ya tenía planeado hacer tarde o temprano, con sus silenciosos pasos descalzos llenando el entorno.
    
    Siguió sintiendo las miradas encima suya, y taladrar sus pies sin quitar la sonrisa de la boca. En ese instante llegó a la parada un joven de su edad, alto, de complexión fuerte y tez morena que se quedó paralizado al verla, mirando fijamente sus pies, como hipnotizado. Silvia le miró sonriendo y el chico agachó la vista sonrojándose, mirando sus pies más fijamente y sonrojándose aún más, lo que le hizo apartar la vista mientras Silvia sonreía; al parecer a ese chico le habia gustado verla así.
    
    Estaba la primera de la cola en la parada, así que en cuanto se abrieron las puertas, sacó su abono transporte del bolsillo trasero del pantalón, y sin dudarlo, mochila al hombro, zapatillas en la mano y sonrisa en la cara, subió descalza al autobús. Se sentó al final del todo, tras recorrer descalza y sin que el conductor la dijera nada, el pasillo del autobús. Fue hasta el final sonriendo, y se sentó pegada a la ventana de la derecha. El joven que la había mirado fijamente se sentó en la misma fila pero junto a la otra ventana. Ahora que le veía mejor, Silvia recordaba haberlo visto antes por el
    
    Campus. Silvia sonrió mirándose sus pies descalzos cuando de nuevo notó la mirada del joven clavarse en ellos. No le importó, que piense lo que quiera, se dijo, sea bueno o malo.
    
    Una vez que el autobús partio sin estar lleno, y sin que nadie se sentara en los tres asientos siguientes a ella, salvo ese joven al final del todo, en el cuarto, dejó encima del que tenía al lado las zapatillas y la mochila y subió los pies a su asiento, agarrándose las puntas con las manos sin perder nunca la sonrisa en la boca.
    
    El autobús no hacía ya más paradas, salvo en dos urbanizaciones, y allí nunca subía nadie. Su parada final era Moncloa, y desde allí cogería el metro hasta casa. Ese era el siguiente paso. ¿Se atrevería a andar descalza por el metro de Madrid? Quizás por hoy había sido suficiente, se decía mientras se sentía observada por el joven de su izquierda, que no la quitaba ojo.
    
    No era necesario probarse nada más, ya había comprobado que la gustaba estar descalza, andar descalza por la calle, y ya se había convencido a si misma de hacerlo a diario, aunque fuera solo en este corto trayecto. Quizás, mañana, o pasado, o más adelante diera un paso más, descalza por supuesto, en esta nueva forma de vivir.
    
    Sonrió ante la idea de vivir siempre descalza, y sin pensar más en ello, sacó de su mochila su disc-man y se puso a oír música mientras el chico de al lado, no perdía ojo de sus pies descalzos a la vez que en su fuero interno deseaba quitarle esos calcetines blandos ...