1. Descalza - 2 -


    Fecha: 31/05/2021, Categorías: Fetichismo Autor: ARETIFISTA, Fuente: TodoRelatos

    LA PRIMERA VEZ DESCALZA POR EL CAMPUS
    
    Las pruebas estaban ahí, se decía Ernesto Rivera en la cama una vez se acostó esa noche. A pesar de que su mujer le había instado a que le quitase a su hija la gestión de su empresa a modo de escarmiento por sus constantes chiquilladas y por seguir con la estúpida manía de andar descalza, Ernesto Rivera sabía que no serviría de nada.
    
    Su hija había conseguido clientes nuevos en estos últimos años, algunos de gran importancia, a pesar de haber sido portada, burla y escarnio durante incontables ocasiones desde la primera vez que salió descalza en una revista del corazón, y se empezó a ganar ese apelativo de la empresaria descalza. Ya no hacía falta que él fuera pagando a la gente para que hicieran la vista gorda con su excéntrica manera de llamar la atención, como tuvo que hacer cuando su hija empezó a ir descalza de forma asidua a la universidad y dio una importante suma a la misma para que no la dijeran nada desde el claustro y desde dirección.
    
    Había padres que pagaban en ese tipo de universidades los aprobados de sus hijos, el no. Silvia era lo bastante inteligente como para sacárselo todo ella sola sin ayuda, como así fue, el simplemente pagaba para que su hija pudiera ir y andar descalza por todo el campus cuando se le antojara. Es más, el propio padre de Silvia se culpaba en cierto modo de haber alentado a su hija a seguir con esa costumbre. Pensando en que tal vez podía haber hecho más, como por ejemplo dejar de pagarle a su hija la universidad, y obligara a ir como es debido, Ernesto Rivera trató de dormirse, como ya había hecho su mujer, sin poder evitar recordar, como había empezado todo, como se enteraron de las costumbres de su hija, que si bien era mejor que el ser cocainómana y vender su cuerpo a cambio de dinero, o drogas peores, les dejó tan sorprendidos como preocupados, igual que a todo el mundo que conocía a su hija.
    
    Silvia llegó a la parada del autobús que la llevaba a Madrid en su primer día descalza por el campus sin mostrar en su rostro atisbo alguno de asco o preocupación por andar con los pies libres del calzado. Es más, mostraba hasta satisfacción.
    
    Cuando se sentó en el banco metálico de la marquesina a esperar el autobús, una pareja de estudiantes que venían cogidos de la mano se quedó de pie ante ella, mirando fijamente al suelo, donde sus deportivas descansaban junto a sus pies descalzos, siempre envueltos en sus calcetines de deporte blancos. La chica sonrió y el chico también, ambos dejaron de mirarla y se besaron.
    
    Sin pensar en nada, sonriendo, sin preocupaciones, Silvia sintió como cada vez que llegaba alguien a la parada o pasaba por ella, se fijaban en sus pies. Nadie la dijo nada, pero todos la miraban, la señalaban, y algunos se reían, pero a ella la daba igual.
    
    Había gente de su propio curso, compañeros de clase con los que apenas se hablaba, que murmuraban entre risas: Seguramente al día siguiente seria la comidilla. Mejor, así la daría menos apuro ...
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