1. El crucero


    Fecha: 28/05/2019, Categorías: Confesiones Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... comerme la concha y después meterme todo su rabo dentro.
    
    Y ¿tú que le dijiste?
    
    Que me encantaría que me la comiese y probar su rabo, pero que te era fiel a ti y que tendría que tener tu consentimiento.
    
    ¿Fuiste capad de decirle eso? Ya sabes que por mí no habrá ningún problema. Que siempre he tenido esa cosa de ver cómo te follaban.
    
    Pues, lo mismo tu deseo se hace realidad, aquí no nos conoce nadie y nadie se va a enterar de lo que hagamos. ¿No te parece cariño? Me dijo Laura cogiéndome el paquete y besándome el cuello.
    
    Seguía caliente como una perra y yo no dejaba de frotarle el clítoris por encima de la poca tela del tanga.
    
    Mañana si me vuelve a sacar a bailar, ¿si quieres quedo con él para montárnoslo después en el camarote? Dijo Laura.
    
    Yo quiero lo que tú quieras cariño, le respondí.
    
    Sí que quiero, creo que me he obsesionado con tener un buen rabo negro entre las piernas.
    
    Si es por eso, no hace falta que esperemos a mañana. Cuando hable con Walter también me dijo que estaría encantado de follarte. Si quieres lo llamo ahora mismo y seguro que viene rápidamente.
    
    ¿De verdad me regalarías el rabo de Walter ahora?
    
    Claro que sí amor, ya sabes que pienso que en el sexo vale todo, siempre que estemos los dos de acuerdo.
    
    Pues llámalo que ya me estoy relamiendo de comerle la polla a ese jovencito. Llegamos al camarote y di el aviso a Walter.
    
    No habíamos acabado de desnudarnos cuando Walter abrió la puerta del camarote y también sin perder tiempo fue tirando la ropa por la habitación.
    
    Se quedó en pelotas y le apareció un rabo gordo colgando más grande que mi polla en erección.
    
    Laura se preparaba para quitarse el liguero cuando Walter la interrumpió.
    
    No se lo quite señora que con él está más excitante.
    
    Acércate y dame tu pollón que quiero sentir como crece en mi boca. Quiero mamártela hasta que no me quepa en la boca. Cogió aquella polla y se la introdujo en la boca con lascivia.
    
    Laura estaba desbocada y su lenguaje era más de una película porno que el que ella utilizaba normalmente. Mamaba y mamaba la polla de Walter al tiempo que se la meneaba y aquel rabo crecía que parecía que no tenía limite.
    
    Señora como la chupa usted, dijo Walter.
    
    No me llames señora, llámame Laura. ¿No ves que me estoy comportando como una puta?
    
    No daba crédito a lo que escuchaba. No era mi Laura, tan recta y modosita que siempre me echaba en cara mi lenguaje, era otra mujer metida en el papel de Laura la puta.
    
    ¿Ramón, tú no vas a hacer nada más que mirar? Cógeme por detrás para que tenga mi primera corrida mientras le como la polla al negro, me ordenó.
    
    Laura estaba fuera de sí, no era ella, abrió bien sus piernas para que la follara y ella saco la polla de su boca y comenzó a lamerle los huevos menearle la polla con frenesí.
    
    Fóllame más fuerte cabrón, fóllame, me decía. Volvió a deleitarse con el capullo de la polla de Walter y ella misma se golpeaba contra mí para tenerla bien adentro.
    
    Laura, creo que nos ...
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