1. LEYENDO EL DIARIO DE PIRUCHA.(I)


    Fecha: 04/05/2021, Categorías: Dominación / BDSM Fetichismo Gays Autor: Ruizy, Fuente: SexoSinTabues30

    En vistas de que los relatos de Pirucha se han desclasificado después de un tiempo prudente, y del interés que han despertado, como su albacea erótico tengo el deber de hacerlos públicos. Originalmente fueron publicados bajo el seudóimo de MaurohotXXX en etapas anteriores de esta web.
    
    DIARIO DE PIRUCHA
    
    En la prisión, fui la putita del macho alfa, pero en la iniciación tuve que servirles a todos…
    
    Es increíble lo que ocurre en todas las prisiones del mundo. No hay ningún control cuando se cierran las celdas y los prisioneros deben quedar a merced de la lujuria de los otros compañeros. Esa mañana, fui interrumpido de mis clases diarias en la universidad y conducido al cuartel de investigaciones. El inspector que me ‘aprehendió’ –lo supe después cuando redactaban el escrito- tenía una cara de cualquier cosa menos de policía y cuando se enfrentó a mí en el pasillo del segundo piso me mostró un papel, sin dármelo, y me dijo que era una citación y que debía acompañarlo a la estación.
    
    El que nada hace nada teme. Me dije para mí. Era uno de los aforismos preferido de los aspirantes de leguleyos y que se tomaba en broma cuando alguien se presentaba a un examen sin saber nada. El que nada sabe nada teme… En este caso, sí había algo que me situaba al margen de la ley y con serias posibilidades de ser llevado al tribunal. Al menos perdería la libertad por algunos días hasta que se movieran los hilos del poder… En efecto, pasé de la oficina de investigaciones al despacho del juez quien me mostró los documentos que me inculpaban. De ahí a la recepción de la prisión, en donde me despojaron de todos mis bienes y de mi identidad… Por primera vez me sentí un anónimo ser igualado a los miles de seres caídos en desgracia o por causa de justicia.
    
    El lugar, al menos, no era tan deprimente como las cárceles en que se hacinan cientos de presos en estrechas y nauseabundas celdas. Era un sala comedor en que se situaban mesas y un espacio en que se cocinaba. Era la hora de almuerzo. Por supuesto, no tenía ni pizca de hambre. Un nudo en el estómago me impedía probar siquiera la comida. Recuerdo el aroma y se me ocurre que debe haber estado sabrosa. Probé algo. Bebí algo de jugo de frutas natural. Y me aparté del grupo de aquellos que ya llevaban tiempo en esa situación.
    
    Observé el lugar y las caras de todos. Había de todas las clases sociales y de todas las razas. Resaltaba entre ellos un anciano chino detenido y acusado de estafa. Un alemán alto y macizo en espera de condena por agresión a un judío usurero. Un fornido mulato de muy pocas palabras y de una penetrante mirada que daba escalofríos. Supe después que no eran malhechores sino estafadores, ladrones, agresores, ningún delincuente de hechos de sangre.
    
    La hora de encierro llegaba después de la cena. Una rápida pasada al baño. Me dirigí al retrete. Un empujón suave y un consejo al pasar al oído. “Lávate la raja, cabrito. Si no quieres pasarlo mal”. Me dio vueltas en la cabeza. No era muy difícil ...
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