1. Siete pecados (IV): Gula


    Fecha: 06/04/2021, Categorías: Fetichismo Autor: Absenta78, Fuente: TodoRelatos

    ... madre!
    
    —Ja, ja, ja… Gracias. Vaya piropos.
    
    —Lo siento —digo a la vez que mastico—. Yo no hablo así, te lo aseguro.
    
    —No importa. Me gusta que seas tan natural.
    
    —No; lo digo en serio. Tampoco me he desfasado nunca de esta forma, tan… impulsiva. Pero esta noche…
    
    —Sí, te entiendo. A mí me pasa parecido. Es una sensación rara; como si tuviera hambre todo el tiempo y no me llenara. Y no me refiero solo a la comida…
    
    Que coincidamos en eso no sé si me deja más tranquila. Pienso en afrodisiacos, pero los dos hemos comido lo mismo y no acaba de cuadrarme, ya que somos plenamente conscientes de nuestros actos. Creo que es otra cosa, indefinible y más profunda y arraigada. Ambos somos personas bastante estrictas tanto con los demás como con nosotros mismos; quizás esa contención se esté desmoronando justamente hoy. O tal vez necesitemos llenar algún tipo de vacío interior; no lo sé…
    
    Pero no es momento de divagaciones. Lo que nos importa ahora es lo que tenemos delante; seguimos devorando el pastel: una tarta de chocolate y crema que, como ha dicho él, no nos sacia. Y eso que a mí normalmente con una porción me bastaría… La comemos con las manos —cada vez más rápido, cada vez más cantidad—, hasta terminar rebañando el plato a lengüetazos como perros hambrientos. Con los labios y las barbillas pringadas de dulce nos lanzamos, más que a besarnos, a comer esos restos de la boca del otro. Aunque no es suficiente; no para mí. Aparte de mi boca, necesito llenar también mi coño. Veo que él sigue recuperándose; su miembro todavía no está en condiciones de satisfacerme y busco un sustituto. En el frutero he visto plátanos.
    
    —Todavía están algo verdes —me avisa, pensando que me los voy a comer.
    
    —Perfecto. Mejor todavía.
    
    Aunque a estas alturas dudo que le sorprenda, me siento de nuevo sobre el mármol, abierta de piernas, para introducírmelo. Lo pelo primero porque es verdad que está un poco verde y es demasiado basto. Más que plátano parece una banana; tiene un buen tamaño. Me relamo, deseosa de probarlo, y lo chupo bien metiéndomelo en la boca hasta la mitad. Después de recrearme en esa “felación”, una vez ensalivado lo llevo a la entrada de mi vagina y empujo. Su curvatura se adapta perfectamente a ella, deslizándose en mi interior sin dificultad. Con cuidado, saco y meto la fruta en mí, provocándome cada remetida un tremendo morbo; un placer obsceno que sobrepasa el propio placer físico. Cuando me quiero dar cuenta ya estoy gimiendo otra vez... Él mira absorto, tocándose indolentemente el pene, que vuelve a ganar grosor. Su visión me provoca y me follo más rápido. Al poco, entre el roce, el calor y la humedad de mi vagina, el plátano se va deshaciendo dentro de mi coño tan suavemente como la corrida que me está provocando. Convertido en una deliciosa papilla, se lo doy a probar a mi pareja:
    
    —¡Ooh…! Ven… Come… Cómelo…
    
    Me estruja mis labios mayores, acercando su cara, y yo hago fuerza para expulsar la mezcla de plátano y fluidos ...
«1...345...10»