1. Siete pecados (IV): Gula


    Fecha: 06/04/2021, Categorías: Fetichismo Autor: Absenta78, Fuente: TodoRelatos

    SIE7E PECADOS: GULA
    
    —Veamos qué tenemos aquí… Mermelada de fresa… Y también hay nata. ¡Perfecto!
    
    Mis pezones endurecen por el frío que emana de la nevera, mientras busco en su interior cosas que llevarnos a la boca… o a sitios más sugerentes. Porque lo hago desnuda, igual que mi pareja de esta noche, que me observa entre divertido e incrédulo. Y es que la velada ha derivado en un juego sexual de lo más excitante…
    
    ***
    
    La cena discurría según lo esperado: música suave de fondo, conversación agradable, vino excelente y comida sabrosa. Todo tan comedido, selecto y elegante como mi propio anfitrión: un hombre atractivo, educado, cortés... Un auténtico caballero. Yo, por mi parte, hacía gala del buen gusto y educación de los que siempre presumo, hasta que ha ocurrido lo impensable…
    
    Quizás haya sido una cuestión de química. Durante la velada la notaba entre los dos: la misma química de una semana antes, cuando nos presentaron unos amigos comunes; la misma que nos hizo quedar aquí, en su casa, esta vez a solas. Algunas personas dirían que no es extraño, teniendo en cuenta nuestras profesiones: él un afamado chef, yo una reputada nutricionista. Y los dos perfeccionistas hasta casi lo obsesivo.
    
    Sea por lo que sea, según iba sacando platos (verdaderas obras de arte culinario, hechas por él mismo), una sensación de voracidad me ha ido invadiendo. Más que comer, he devorado los platos uno tras otro, olvidando imperdonablemente mis modales. A mi pareja le ha resultado gracioso y casi se lo ha tomado como un cumplido, pero no lo he hecho porque estuviera todo delicioso; simplemente, no podía parar… y sigo sin poder hacerlo. Y no solo en lo referente a la comida; no… Es un ansia voraz por llenarmeen todos los sentidos.
    
    La chispa ha terminado por saltar antes del postre. Mi pareja se ha levantado para servirlo y he sido incapaz de contenerme: Me he lanzado a besarle, abrazándole apasionadamente, y él —como si le hubiera contagiado mi ansia—ha estrechado mi cuerpo con igual frenesí. Más que desvestirnos, nos hemos ido arrancando la ropa mutuamente hasta quedar desnudos por completo.
    
    —Tendremos que dejar el postre para otro día —ha dicho él entonces, bromeando, tan sorprendido como yo misma por nuestro arrebato.
    
    Y en ese momento, como si alguien hablara por mí desde lo más recóndito de mi ser, he contestado:
    
    —No…Nosotros seremos el postre…
    
    ***
    
    Lo que me dispongo a hacer es una fantasía de adolescente; una idea tonta a la que sepulté bajo el peso de la corrección, pero que de alguna manera hoy se ha liberado y necesito satisfacerla. Ni siquiera siento un mínimo de pudor; resulta tan extraño…
    
    La cocina es amplia y tiene una larga isla en el centro. Me siento en el borde de ésta con las piernas colgando, dejando a mi lado el tarro de mermelada y el bote de espray que he cogido de la nevera. Agito bien este último… Mi pareja se ríe; el gesto es bastante obsceno: parece que estuviera masturbando al hombre invisible. Cuando la nata ...
«1234...10»