1. Pornorelato (1)


    Fecha: 10/03/2021, Categorías: Primera Vez Autor: Arandi, Fuente: CuentoRelatos

    ... aunque cabeceaba. Se levantaba cada que se libraba del peso de ella al irse para atrás. Como evidenciando su aspiración por hacer lo que su natura imperaba, aquella erecta carne se fue irguiendo sin necesidad de ayuda. Fue así que, luego de unos movimientos más:
    
    Sin asistencia manual, la cabezona de aquel fuste de carne, apuntando instintivamente hacía su natural objetivo, se irguió y se le metió por sí misma a la chiquilla casi veinte años menor. Por la diferencia de complexiones el placer para ambos fue grande. Para la chica de dieciocho años aquel tamaño era tremendo, se mordió el labio inferior, y gimió expeliendo el placer nunca antes sentido; para el hombre la estrechez fue deliciosa, como un tierno abrazo que además se sentía muy caliente.
    
    La alertada expresión en el rostro de Angie reflejó su estupor y espanto al atestiguar aquella unión de sexos. No podía asimilar que el novio de su madre se uniera en tal cópula con su propia hermana. La cara de la joven parecía la de una niña que ha atestiguado cómo su hermana ha roto algo valioso en una juguetona travesura.
    
    Hombre viril y tierna hembra se habían unido y copulaban bellamente. Las recias manos tomaban las delicadas mejillas brindándole sostén a la fémina, quien se entregaba con juvenil energía a su montada.
    
    “Ay hijita... qué bien montas, y qué apretada estás”, decía aquél aún metido en el juego. Ana Paula le sonreía gozosa.
    
    A un lado su hermana veía pasmada la escena nunca antes vista. Boquiabierta, Angie parecía niña inocente ante algo que no lograba entender. El hombre, no obstante, quiso integrarla y la acarició. El cuerpo de la joven reaccionó instintivamente y se dejó amar. Volvió a aceptar el beso del novio de su madre, aun cuando éste no dejaba de penetrar sexualmente a su hermana.
    
    Aquellos tres estaban haciéndose el amor, y tal afecto se hizo patente cuando Ana Paula, lejos del egoísmo, le cedió su lugar a su hermana en una muestra de generosidad.
    
    “Ahora le toca a Angie”, le decía a Manuel mientras se desmontaba de él.
    
    “¡No, cómo crees!”, dijo Angie llena de espanto, sin poder dejar de verle el báculo de carne al hombre. Tal miembro aún se meneaba tras el desacople de la hembra que lo había resguardado.
    
    Sin embargo, Angie fue asistida y conminada por los otros dos compañeros de travesura, quienes terminaron por colocarla a horcajadas sobre el macho.
    
    Esta vez el hombre sí tuvo que usar sus manos ya que la chica no se lo puso fácil, Angie amenazaba con desmontarse antes de consumar la unión. Además, Manuel tuvo que desnudarla ya que ella aún traía el traje de baño.
    
    “No, esto está mal”, decía Angie, trastornada por el temor a ser penetrada por primera vez.
    
    Pese a la agitación de la muchacha, Manuel guio su verga hasta que ésta entró en ella, Angie chilló. El invasor le dio tiempo antes de comenzar con el mete y saque. El desvirgador la abrazó con sus fuertes brazos recostándola sobre sí, paciente a que ella se acostumbrara a su intromisión, ...