1. Pornorelato (1)


    Fecha: 10/03/2021, Categorías: Primera Vez Autor: Arandi, Fuente: CuentoRelatos

    ... Ayúdame a ponerle el bloqueador solar, no lo puedo abarcar todo yo sola, y no queremos que a Manuel se le queme la piel, ¿verdad?”
    
    La hermana se pasmó ante la petición de su hermana.
    
    “¿Verdad que no te importa Manuel? ¿Que ambas te lo hagamos?”, le preguntó con malicioso doble sentido al atendido.
    
    “No, claro, para nada. Venga Angie, ayúdale a tu hermana”, dijo aquél.
    
    Angie se quedó inerte parada donde estaba. Pensó en irse sin más, huyendo así de la situación, pero no pudo hacerlo pues sus piernas no se movieron.
    
    Su hermana tuvo que ir a por ella y tomándola de la mano la encaminó hacia Manuel.
    
    Cuando estuvo hincada ante el tendido macho Angie se sintió incómoda, fuera de lugar, pese a ello su hermana la animó.
    
    “Vamos Angie, ten —y le puso en sus manos un poco de crema— pónsela en sus piernas, ahí no le he puesto”
    
    Pese a su incomodidad, Angie inició el trabajo. El cuerpo del hombre invitaba, sin palabras, a tocarlo. Fue así como la joven sintió esos muslos grandes y bien macizos. Experimentar aquello produjo una descarga de sensaciones en la contenida joven.
    
    El hombre, por su parte, se dejó agasajar.
    
    Cuando terminaron de ese lado Ana le pidió voltearse para atenderlo esta vez por detrás. Y así Ana Paula dio masaje a la enorme espalda mientras que Angie aplicó la crema a las pantorrillas.
    
    A punto de acabar, Angie pensó que, después de todo, eso no había sido tan obsceno. En realidad no habían hecho nada malo.
    
    “Oye Manuel, ¿no te parece que tus nalgas también hay que protegerlas?”, dijo de repente Ana Paula. Y sin esperar respuesta, así como estaba el hombre, boca abajo, le bajó el traje de baño descubriéndole sus perfectos glúteos.
    
    Angie no podía dar crédito. Con la mirada le cuestionó a su hermana su atrevimiento. Aquella, en respuesta, le sonrió perversa.
    
    Ana Paula puso un poco de crema en sus manos y tras frotar ambas la aplicó a tales glóbulos. Y no paró ahí, sabiendo el pensar y sentir de su hermana la tomó de las manos para que ella también acariciara aquellos dos volúmenes.
    
    Angie no podía contenerse en sí misma, aquello era demasiado. Estaba sonrojada como jitomate, aunque en su fuero interno lo disfrutaba.
    
    “Sabes Manuel, con papá mi hermana y yo nos gustaba jugar al caballito. ¿No crees que ahora que eres como nuestro nuevo papi podríamos jugar contigo?
    
    Al escuchar eso el macho sabía a dónde iban las intenciones de la pícara muchacha, pero sabiendo que Ángela tardaría en regresar no se hizo de rogar. Se giró situándose en posición supina y como diciendo “si esto es lo que quieres tómalo”, con sus propias manos tomó de la cintura a la hermana menor, ayudándola así a montarse sobre él.
    
    Ante los ojos de la estupefacta Angie, Ana se le montó al hombre. El calzón a medio bajar aún resguardaba, no obstante el sexo del varón. Esta tela junto con la de la tanga de la joven aún protegía del contacto genital entre el hombre fibroso y la delicada jovencita. Pese a ello Ana Paula inició movimientos ...
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