1. El enfado de Elena


    Fecha: 21/05/2019, Categorías: Masturbación Autor: Chigron, Fuente: TodoRelatos

    ... que el medio día era buen momento para llamarla y comentarle alguna cosa. Elena se sobresaltó tanto con el sonido del teléfono que el tenedor con el que estaba comiendo se le escurrió de la mano, y al ver quien era casi se atraganta, como si hubiese estado haciendo algo malo.
    
    Una conversación intrascendente, como tantas otras de las que mantenían, le sirvió en esta ocasión para espantar todos los miedos que se acumulaban en su cabeza a cuenta de los dichosos relatos que le había mandado Pedro. Y así, con otros asuntos familiares pendientes que tenía también que atender, el resto de la comida se le fue sin mayor pena ni gloria. Tan sólo un “beep”de su móvil mientras comía un flan como postre, la devolvió a su anterior estado… y es que este era de Pedro.
    
    “¿Has leído eso?”
    
    Los colores de ira volvieron a la cara de Elena. ¡Encima que había contando algo que no debía, aún le metía prisa! Lo dejó en visto, pero no se molestó en contestarle.
    
    - Si está ansioso que se aguante.-
    
    Se levantó y recogió la mesa, aunque no se molestó ni en fregar los cacharros. En su interior sentía como una punzada de nervios volvía a hacerse notar en su estómago, y si bien la comida la había calmado algo, los dos vasos de vino que la habían acompañado hicieron el efecto contrario.
    
    Se sirvió un tercer vaso de ribeiro (un vino típico de Galicia, por si alguien lo desconoce) recién sacado de la nevera, y de nuevo subió al piso de arriba, donde estaban las habitaciones familiares, y donde tenía el ordenador que le permitiría leer más cómoda.
    
    Pisando el último escalón notó el calor, más intenso en esta zona por la acción implacable del sol sobre el tejado y la fachada a lo largo de días. Fue la excusa perfecta para una acción que ya pensaba realizar… quitarse la bata que la cubría pudorosamente para dejar que el aire acariciase el sudor que empezaba a salirle por los poros, y exhibir ante su propia mirada la ropa interior que llevaba: un sujetador negro, sin ninguna filigrana pero de copa baja con tela casi transparente que dejaba que los pezones oscuros y puntiagudos se viesen bastante claramente para quien pudiera observarla sin otra indumentaria, y permitiendo que la aureola asomase sobre la misma copa. Y el tanga que le iba a juego, sencillo, con un triángulo por delante también traslúcido que permitía adivinar una pequeña tira de pelitos bien arreglados coronando sus labios vaginales. Sin embargo por detrás llevaba un triángulo de tela más pequeño que se iba transformando tan sólo en un hilo a medida que perdía entre las nalgas.
    
    Ni siquiera se había quitado las sandalias de medio tacón adornadas por unas frutas de colores, y que a Elena le parecían adorables. Eduardo se pondría furioso si la viera caminar con ellas por toda la casa, por el ruido que metían los susodichos tacones, y porque andaba quejándose siempre de los rasponazos en el parket.
    
    - Anda y que le den por el culo – pensó en voz alta Elena disfrutando de la ausencia de su marido, ...
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