Pasos en la noche 2 - Relatos Eróticos

Pasos en la noche 2

... adelante tanto como pudo. Lo hacía con cuidado, con amor, y aun así su instinto lo obligaba a hacerlo con más fuerza, más rápido.

—Está muy apretada.

Estuve por decir gracias, pero preferí contener los gemidos que me estaba provocando. Mientras aumentaba la velocidad, mis ojos se ponían en blanco y se dejaban llevar por el placer.

Hermanito mío, naciste para follar mujeres, también debí decirle. Se dejó caer sobre mí, se sostuvo con los brazos y comenzó a besarme. Claro, él pensaba que para hacer bebés eran necesarios los besos. No lo juzgaba, era un buen detalle. Me mojaba más, permitía que su verga resbalara con más facilidad hacia mi interior, pero…

No era Lidia.

—Aplastas a mi bebé —le dije jadeando cerca de su cara.

Dejó de poner todo su peso sobre mí y, como si hiciera ejercicio, se mantuvo por encima de mí, embistiéndome con su cadera. Un gran cuerpo con brazos fuertes se alzaba frente a mí. Magnifico y con una verga vigorosa. Lo tomé del cabello para que siguiera besando cuando su respiración se aceleró y ahora él era quien jadeaba.

Por instinto comenzó a moverse más rápido. Su verga se puso más dura y sus jadeos eran más veloces. Aquella fricción era la correcta. Me hizo acumular placer muy rápido. Lo imaginé listo para soltar su leche.

—Hazlo, Darío… dame tu leche… si lo haces ahora, serás el siguiente en embarazarme.

Logré taparle la boca justo cuando se empezó a venir. Su verga palpitó dentro de mí al tiempo que soltaba una pequeña multitud de chorros que me inundó por completo.

—No quiero sacarla… —dijo él, cansado.

—Pero debes hacerlo.

Se quitó de encima de mí y se dejó caer en la cama a mi lado. Sentí cómo su leche escurría desde mi coño. Tomé un poco con mis dedos y la observé. Era extraño. Era más liquida que la de papá, más transparente.

—Con esto se hacen los bebés, Darío. Al meter esto en la vagina de una mujer, la embarazas. Hay muchas formas de hacerlo, tú arriba, abajo, de lado, como si fueras perro, etcétera. Y si no quieres embarazar a alguien debes usar un condón, ¿oíste?

Él asintió con los ojos cerrado. Estaba más que cansado. Estaba a punto de quedarse dormido con una sonrisa.

Fue entonces que escuché mi nombre proveniente de la sala de la casa. Mamá me llamaba, seguramente porque querían decirme cuál era mi sentencia. Papá y ella habían llegado a una deliberación sobre lo que pasaría con su hija y madre soltera. Si mamá supiera que también debía agregar incestuosa a la lista, se le detendría el corazón en el instante.

Bajé de la cama y me puse los calzones de nuevo, para contener la leche de mi hermano. Lo miré a él por un instante antes de salir de la habitación. Le acomodé los pantalones antes de salir, por si mis padres entraban de repente. Salí para enfrentar mi destino.