1. Pasos en la noche 2


    Fecha: 21/05/2019, Categorías: Incesto Autor: Virjal, Fuente: TodoRelatos

    Papá y mamá pelearon. Lo hicieron en serio. Su prometedora hija estaba embarazada y mamá quería saber quién era el padre para casarla de inmediato. Mi padre defendía mi derecho a no decir quién era el padre, por lo que le gritó de regreso. Llevaban así toda la tarde.
    
    Mi hermano entró a mi cuarto. Antes, en cualquier discusión, ambos nos escondíamos en mi cuarto para poner música o jugar con alguno de mis juguetes hasta que la pelea acabase. Algunos hábitos nunca cambian.
    
    —No entiendo qué pasa. Mamá quiere echarte a la calle. Nadie me dice por qué —dijo Darío.
    
    Él siempre fue muy tonto para entender estas situaciones.
    
    Le expliqué que había quedado embarazada. Ante los ojos de mi madre ahora era una puta madre soltera.
    
    —Pero ¿cómo? Mis amigos dicen que sólo salen con tus amigas. A menos que con un novio de ellas te hayas besado. Eso es muy peligroso. No debes besar a quien no amas.
    
    Él era mayor que yo por tres años y no sabía cómo se hacían los bebés. En otras circunstancias sería tierno. En esta situación me pareció estúpido. Todo era culpa de nuestra madre, que había convencido a otras de apoyarla al ir en contra de los cursos de educación sexual de nuestra escuela.
    
    —¿De verdad no lo sabes? —pregunté con ironía.
    
    Él agitó la cabeza, avergonzado.
    
    —Tu pene, esa cosa con la que orinas, debes introducirlo en la vagina de las mujeres.
    
    —¿El qué en el qué?
    
    Mi hermano no era idiota. Sabía muchas cosas de historia y de carpintería. Se decía que era bueno en matemáticas también. Sólo era otra víctima de los religiosos en nuestra ciudad.
    
    —Mira —me senté en la cama e hice que se acercara a mí. Le bajé un poco los pantalones deportivos que llevaba y saqué su verga. No estaba erecta, así que la tomé para poder ponerla dura con la mano.
    
    —¿Qué haces? —preguntó asustado.
    
    —Sólo mira. Debe estar erecta.
    
    No tardó mucho. A decir verdad, fue casi instantáneo. Nunca había estado cerca de una mujer, seguramente. No es que fuera feo, sólo tenía un horrible corte de cabello. Su verga quedó perfectamente firme justo frente a mis ojos.
    
    Ignoré mi humedad.
    
    —Mónica… —suspiró al sentir mis manos subiendo y bajando. Tenía buen tamaño.
    
    —Cuando estés con una mujer, que te parezca atractiva y que acceda a besarte y quitarse la ropa frente a ti, su pene se podrá así —se la agarré con firmeza—. Ese es el momento en el que, si la mujer quiere, puede jugar con ella o…
    
    —¿cómo que jugar con ella? —interrumpió.
    
    —Ya sabes, puede chupártela, puede jalártela, puede… espera, ¿nunca te has masturbado?
    
    Se puso rojo. Sabía que lo hacía, lo había visto esconderse en su cuarto. En ocasiones no cerraba bien la puerta y se le podía ver con la mano metida en su pantalón. Tal vez él no sabía que otros hacían eso.
    
    —¿Me enseñas? —preguntó con timidez.
    
    Ya tenía su verga en la mano, así que ya qué más daba. Comencé a masturbarlo con suavidad, con tranquilidad. Me esforzaba por ignorar lo mojada que me estaba poniendo por hacerlo. Intentaba ...
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