Mi jefe le rompio el culo a mi esposa
Fecha: 20/05/2019,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
Por los antecedentes de mi esposa, sabía que no estaba bien que esa noche
estuviéramos en ese evento, pero no tuve opción, la empresa en donde soy
vendedor presentaba un nuevo producto e iban a asistir todos los directores de
las filiales del mundo por lo tanto era imposible faltar.
Quizás tendría que haber puesto una excusa para que Ana no fuera conmigo,
pero mi jefe insistió para que todos fueran con sus parejas y, además, ella
tampoco quería perderse semejante fiesta y me prometió portarse bien.
El lugar era espectacular, un imponente salón de un prestigioso hotel de la
ciudad, con una decoración magnífica y dividido en alrededor de 30 mesas para
diez personas cada una, una pista de baile central y un escenario en un extremo.
La ubicación que nos tocó no era de lo mejor, ya que estaba en el otro extremo
del escenario y detrás de una columna que hacía dificultosa la visión.
Tampoco tuvimos la suerte de compartir mesa con conocidos. Nos había sido
asignada junto a otros cuatro vendedores y sus respectivas parejas de sucursales
del interior del país.
Como se imaginarán mi esposa desde el comienzo fue objeto de miradas de parte
de todos los hombres del lugar, y cuando digo de todos, es de todos, los jóvenes
y los de avanzada edad se la comían con los ojos.
Su cabellera pelirroja y ese vestido largo color negro ceñido a su cintura y a sus
caderas con la espalda descubierta le quedaba de maravilla y sobre todo sus
zapatos de tacones altos destacaban su hermosa cola parada que, como es su
costumbre, Ana exhibía sin disimulo.
La noche comenzó con un aburrido discurso del Director General de la empresa
y los aplausos habituales al terminar el mismo.
Sirvieron la cena y hubo alguna conversación de algunas cosas del trabajo con
los compañeros de mesa.
La fiesta trascurría y nada en ella era divertido, por el contrario, era bastante
tediosa y nada hacía suponer que en algún momento la pasaríamos bien.
Por suerte después de terminar el primer plato pusieron música para bailar y eso
hizo la cosa más alegre.
- ¿Vamos a bailar?, me pidió Ana.
La tome de la mano y nos dirigimos a la pista, que, al no ser muy grande, estaba
bastante concurrida.
La sensualidad con la que se movía mi esposa incremento las miradas de todos
los hombres que estaban a nuestro alrededor y también de los que permanecían
sentados.
En especial observe que en una mesa que daba a la pista había alguien que la
miraba muy atentamente, mejor dicho, le miraba el culo muy atentamente.
Era un hombre mayor de aproximadamente 65 años, canoso y vestido muy
elegante con ropa muy fina, lo que denotaba que era algún ejecutivo de la
empresa.
Era sorprendente verlo quieto, casi sin movimiento alguno, solo seguía con su
mirada la cola que mi mujer meneaba al ritmo de la música.
Presentí en ese momento lo mucho que el viejo estaba deseando ese culo y la
verdad eso me gusto, ...