1. Mi jefe le rompio el culo a mi esposa


    Fecha: 20/05/2019, Categorías: Infidelidad Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... mesa.
    
    - ¿Que paso que no viniste?, me preguntó Ana.
    
    - Tenía ganas de verte desde acá, le respondí sonriendo.
    
    Se río y me dio un beso.
    
    - ¿Y que viste?
    
    - Vi que no se te ven marcas de ropa interior, le susurré al oído.
    
    - ¿Te diste cuenta?, sonrío.
    
    - Con estos vestidos no se puede usar, continuó con voz picara.
    
    - ¿Nada de nada?, le pregunte.
    
    - Nada de nada, me contestó sonriendo.
    
    - ¿Te molesta?, continuó.
    
    - No, para nada, dije.
    
    Vinieron los mozos a servir el postre por lo que se interrumpió la charla.
    
    Reconozco que estaba demasiado excitado con la situación y eso no me hizo
    
    pensar muy bien
    
    - Voy al baño, ya vengo, dije.
    
    Tuve que hacer un esfuerzo para caminar por la erección que tenía. Por suerte
    
    no había mucha luz, por lo que pude disimularla bien.
    
    Me dirigí directo a la mesa del viejo y al pasar junto a él me acerqué y le dije al
    
    oído:
    
    - Usted tenía razón.
    
    El solo me miro, yo seguí camino al baño.
    
    Me metí en un cubículo y me bajé los pantalones, ya no aguantaba la presión
    
    que ejercían sobre mi miembro. Como mi erección era total aproveche para
    
    masturbarme un poco recordando la mirada del viejo en el culo de mi mujer.
    
    - ¿Sr. Pietro, esta Ud. ahí?, escuche mientras se oía el agua de una canilla correr.
    
    Me había seguido al baño, era lógico, pero de todos modos me exaltó un poco.
    
    - Si, respondí.
    
    - Discúlpeme que lo interrumpa, pero quería estar seguro si entendí bien.
    
    - ¿Me quiso decir que su esposa esta desnuda debajo del vestido?, preguntó.
    
    - Completamente, le respondí mientras me masturbaba frenéticamente.
    
    - Ah, mire usted.
    
    - Dígame, ¿cree que su esposa querrá conmigo?
    
    Me corrió un frío por la espalda, me quede en silencio.
    
    - Bailar digo.
    
    - Tendría que preguntarle a ella, dije ya muy agitado.
    
    - ¿Usted no tendría problemas verdad?
    
    - No, fue lo único que salió de mi boca.
    
    - OK, después lo veo.
    
    Recién cuando escuche que la puerta principal del baño se cerraba me relaje. Me
    
    acomode la ropa, me lave las manos y la cara tratando de refrescarme un poco
    
    y regrese al salón. Cuando pase por su mesa, el viejo ni me miró.
    
    - Como tardaste, me dijo Ana.
    
    - Es que algo que comí no me cayó bien, dije como justificativo.
    
    - Se te nota muy colorado, ¿nos vamos?, me preguntó.
    
    -No, por ahora aguanto, cualquier cosa te aviso.
    
    Seguía que explotaba de la calentura, deseaba que esa fiesta no terminara
    
    nunca. Me encantaba este juego sin que mi esposa supiera y con la ventaja de
    
    terminarlo cuando quisiera.
    
    Cuando comenzó nuevamente la música, todos los de nuestra mesa salieron a
    
    bailar.
    
    - ¿Todavía te sentís mal?, preguntó ella.
    
    - La verdad que no muy bien, pero anda a bailar si tenés ganas.
    
    - Si usted lo desea puede bailar conmigo, se escuchó detrás de nosotros.
    
    - Mi nombre es Marcos, mucho gusto, prosiguió extendiéndole la mano a Ana.
    
    - Ana Pietro, un gusto, dijo ella.
    
    - Con su marido ya nos conocemos, ¿no es ...
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