1. Con una fusta


    Fecha: 15/02/2021, Categorías: Fetichismo Autor: JESUS, Fuente: TodoRelatos

    ... el culo y yo le deba con la fusta. Las primeras veces me pareció circunstancial pero enseguida me di cuenta de que me estaba provocando. Empecé darle un poco más fuerte y poco a poco empezó a tomarse el entreno en serio.
    
    Al lunes siguiente me dijo que se había dado unos azotes antes de ir a la clase para probar a llevar el culo en su sitio. Si lo descolocaba dejaba de sentir el picor y rectificaba. Una vez subida al caballo se puso de pie en los estribos y me pidió la fusta. Ella misma se dio unos cuantos azotes con ella mientras me miraba fijamente. Aquella zorrilla me estaba provocando descaradamente y se iba a enterar.
    
    Cada vez que pasaba a mi lado se descolocaba y yo le daba con la fusta cada vez más fuerte, hasta tal punto que me empezó a dar miedo pasarme. No dejaba de ser una clase más y me entró el miedo a que se quejara y me sancionaran o algo peor.
    
    Al bajarse del caballo tenía mojado el pantalón por la parte de delante e imaginé que se le había escapado algo de pis al ir al trote en el caballo. Retiré la vista inmediatamente para no cohibirla, seguramente ni se había dado cuenta.
    
    - Mira cómo me has puesto con tanto azotito – me dijo subiéndose el pantalón tanto que la raja del coño se le marcaba y la mancha se hacía más grande.
    
    Azorado le pedí disculpas si la había hecho daño, diciendo que en ningún momento había sido mi intención. Me miro a los ojos con los suyos brillantes y me dijo que solo había una forma de que me perdonara, no por haberla pegado, sino por haberlo hecho tan flojo. Me quedé a cuadros.
    
    Me pidió por favor que la diera fuerte con la fusta en el culo mientras se reclinaba sobre una silla de montar. Debía haberla mandado a la mierda, pero estaba fascinado con aquel culo en pompa deseoso de que lo azotara.
    
    Le di un primer fustazo y lo movió, le había hecho mella. Me pidió que le diera más fuerte y se bajó los pantalones dejándolo al aire un culo solo cubierto por la tira del tanga. Se le notaban los fustazos de color rojo en la piel, se llevó la mano a la entrepierna y se hurgó. Sin ser muy consciente de lo que hacía, le propiné varios fustazos con saña y enseguida aparecieron los verdugones en la piel.
    
    Se giró y recostó los riñones sobre el borde de la silla y puso el pubis hacia delante con las piernas abiertas. Se levanto la camiseta y el sujetador y me pidió que le pegara en los pechos. Dije que aquello se había acabado haciendo ademán de marcharme y dejarla allí sola. Me llamó suplicándome que la azotara.
    
    La idea era terriblemente tentadora y sugerente viendo como disfrutaba cada vez que la pegaba. En vez de marcharme me di la vuelta y cerré la puerta de la sala donde estábamos con cerrojo. Me acerqué a ella con el brazo levantado y la fusta en la mano y la descargué sobre un pecho con más miedo que convicción. Gimió y dijo que quería más.
    
    Con los pechos colorados por los golpes se bajó las bragas dejando el pubis descubierto y me dijo que le pegara ahí. Para entonces yo tenía un ...