1. Trío en la playa nudista


    Fecha: 19/05/2019, Categorías: Bisexuales Autor: Ivanvorpatril, Fuente: CuentoRelatos

    ... propuso:
    
    —¿Te pongo crema primero a tí?
    
    —Me encantaría.
    
    Aunque el chico no quería perder la presa y recibí un masaje a cuatro manos sobre mi piel. Estirado en la arena, boca arriba con mi polla apuntado al cielo, las manos de ella subiendo por mis piernas y las de él bajando por mi pecho y vientre hasta juntarse en mis depilados huevos.
    
    Dos desconocidos metiéndome mano desnudo del todo, en público y bajo el sol. No se les daba nada mal, su masaje me estaba poniendo en órbita. Ellos a cuatro patas, perpendiculares a mi cuerpo no dejaban de sobarme.
    
    Mis manos tampoco descansaban, la derecha en la polla y la izquierda en las generosas tetas que colgaban a mi lado, pellizcando sus pezones con suavidad. Me hicieron ponerme boca abajo entre risas.
    
    —¡Girate!
    
    Y siguieron con la espalda, frotándomela con fuerza hasta llegar al culo al que ambos prestaron especial atención. No sé cual de ellos amasaba mis nalgas y de quien eran los dedos que hurgaban en mi ano, lubricados con el bronceador.
    
    La polla apretada entre mi vientre y la arena, durísima, me dolía por las ganas de correrme y el placer que sentía. Pero era agradable seguir excitado, muy cachondo.
    
    Como venganza lo elegí a él para ser el siguiente, dejando que ella se cocinara a fuego lento manoseando a dos chicos jóvenes. Esperando su turno.
    
    Entre los dos sobamos su piel, todo su cuerpo excitándolo todo lo posible, tanto como me habían excitado a mí. Hasta conseguir agarrar su durísima polla. Marta entre tanto le tenía cogidos los huevos y le amasaba el rabo como si quisiera quedarse con ellos y llevárselos en su bolso.
    
    A su vez él, mientras tanto, tenía uno de sus dedos juguetón que se perdía entre mis nalgas, en mi ano. La otra mano estaba entre los largos y poderosos muslos de nuestra amiga. Yo se la había dejado a punto, mis dedos aún olían a sus jugos. Al poco de que Mario se dedicara a masturbarla ella se corría apoyada en mi vientre.
    
    Pero al darse la vuelta ayudé a la madurita a tumbarse en la toalla entre nosotros. Extendí un buen chorro de crema en sus tetas para sobarlas a placer. Rozando mis manos con las de él que tampoco quería perderse ese gustazo.
    
    Amasaba las dos generosas masas de carne. Sus tetas enormes nos permitían acariciarlos casi sin estorbarnos. Pellizcando sus pezones con suavidad para darle placer.
    
    Por encima del cuerpo de Marta nos mirábamos a los ojos y nos dimos el primer beso, suave apenas rozando nuestros labios. Al vernos ella nos dijo:
    
    —Yo también quiero.
    
    Nos inclinamos sobre su cabeza juntando la tres bocas. La cosa enseguida se volvió lasciva, No se cual de los dos sacó primero la lengua pero al notar una de ellas buscando la mía enseguida separé mis labios y empecé a darles saliva a los dos.
    
    Ella tampoco paraba quieta y como antes nosotros, estiró los brazos y nos agarró las dos pollas cada una con una mano y siguió masturbándonos despacio. Sin abandonar los pechos con una mano, deslizamos la otra bajando por su ...