1. Descenso


    Fecha: 18/05/2019, Categorías: Anal Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    La fiesta había acabado, al menos para mí. A pesar de eso, mis amigas y Estefania no tardaron en seguirme al verme bajar las escaleras.
    
    - Esperanos, oye!
    
    Estefania me miraba diferente. No había estado exactamente recatada durante la reunión y el trago no había hecho más que incrementar sus indirectas.
    
    - Te acompaño, Jackie – le dije a mi amiga. Era mi ruta de escape.
    
    - Ya, está bien. Carla tu ve con tefa, pues.
    
    Sin nadie darse cuenta, un taxi se había detenido. Estefania le sonreía y hablaba al conductor. Mientras tanto, yo me despedía de Carla.
    
    - Ya está! Vayan, vayan – Estefania metió a Carla al taxi y luego jaló a Jackie, ante mi sorpresa (y la de todos).
    
    - Oye, qué haces? Yo me iba a ir con Jackie!
    
    - Te ibas a desviar mucho pues… - Estefania sonreía pícaramente. Ya estaba sentenciado.
    
    El sonido de la puerta cerrándose y el “usen condón, chicos” de Jackie ya me auguraba todo lo que había querido evitar. Un nuevo taxi paró ante el llamado de mi exnovia.
    
    - Ven, vamos
    
    - Le dijiste que fuese por dos rutas, no?
    
    - Sí, sí, oye. Ya no jodas y sube!
    
    Las rejas de la celda del taxi se cerraron tras de mí. Había triunfado la pequeña zorra. Me había traído a su trampa y yo había caído redondo. Las promesas que me hice de no volver con ella yacían a solo un paso de distancia de su cuerpo. Y comenzó todo
    
    Su pequeña mano yomó súbitamente mi hombro, acariciándolo y descendiendo lentamente hasta mi codo. Su cabeza se recostó en mi regazo ante mi rostro estático, mientras la contemplaba moverse cual gata. Su otra mano pronto cogió mi pierna y la acariciaba, dándome pequeños arañones.
    
    - Nene… te he extrañado mucho – me dijo, con su cabeza viendo hacia arriba. Sus labios esperaban una respuesta.
    
    La besé. La besé con desgano, con resignación. Safé mi mano de su cuerpo y la llevé instintivamente hacia su cuello, descendiendo por el camino hasta su pecho, donde me desvié hacia uno de sus senos. La travesía no duro mucho.
    
    - No… no quiero nada aquí – Estefania se sentó y me miró fijamente.
    
    Sus ojos mostraban deseo, deseo como nunca antes yo había visto en ella, pero que no movía nada más en mi que no fuese un pedazo de carne. Me tomó del rostro y me besó nuevamente. Mi boca se movía por inercia y mis ojos abiertos después de tanto tiempo me indicaban que habíamos llegado ya a su casa.
    
    - Oye, ya llegamos – le dije, separándola de mí.
    
    - Mmm…
    
    - Iré a mi casa con el taxi, sí?
    
    - Qué?... No.
    
    - No qué? – No quería estar con ella, pero un poco de sexo no me venía nada mal. Aún así, había otras cosas en qué pensar aparte de un poco de contacto físico.
    
    - Quédate. Mi abuela no está en la casa.
    
    Sentía como el taxista nos miraba por el espejo retrovisor. Sabía que se estaba diviertiendo al verla rogar, es una fantasía que compartimos muchos (y muchas). Yo también lo disfrutaba, disfrutaba tenerla así al fin, después de tanto tiempo subyugado. Finalmente los papeles habían cambiado. Yo ya no era más el perro, ...
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