Los cuidados de mi cuñada - Relatos Eróticos

Los cuidados de mi cuñada

Mi nombre es Alejandro y tengo 42 años. Físicamente mido 177 cm de estatura y 75 kilos, cuerpo atlético moderadamente musculado.

Mi pareja es Lucía 38 años. 165 de estatura y 55 kilos. Un cuerpo bien definido a base de cuidar su físico, aunque siempre se queja de tener poco pecho.

Nuestra vida sexual ha sido siempre intensa y satisfactoria, basada en la imaginación, la innovación y el respeto mutuo.

Quiero contarles varias historias. Parte del contenido de todas es real y a partir de ahí me he inspirado para desarrollar los relatos.

Cuando tenía 35 años sufrí un grave accidente laboral, del que afortunadamente ya estoy recuperado, que me tuvo ingresado en el hospital casi tres meses. Los médicos me dieron el alta hospitalaria, pero tendría que mantenerme aun postrado durante varias semanas debido a la debilidad y perdida de musculatura que había sufrido, unido a que también había sufrido graves quemaduras en las manos y la piel no terminaba de regenerarse. Afortunadamente Lucía pudo tomarse unos días de permiso para atenderme.

Mi situación esos primeros días era muy complicada, no podía estar de pie nada más que unos segundos, pasaba de la cama a una butaca y de allí, con ayuda de Lucia y con un andador podía llegar a cuarto de baño en donde tenía que estar siempre supervisado hasta en las necesidades más íntimas. Me encontraba muy debilitado, así que durante esas semanas mi vida sexual fue funcional y psicológicamente nula.

A eso de las tres semanas Lucía me dice muy disgustada que la han convocado ineludiblemente en el trabajo por la apertura de una nueva sucursal en las Islas Canarias, que no serían más de tres días, pero sin excusa debía estar presente coordinando y gestionando la nueva oficina.

Justo suena el teléfono de Lucía, se trataba de Isabel su hermana.

Isabel es tres años mayor que Lucía, entonces tendría 34, muy buen físico, aunque un poco bajita, Lucía siempre le ha envidiado el pecho. Tiene unas tetas perfectas, con un tamaño mediano pero muy firmes. La relación de Isabel con nosotros siempre ha sido muy buena, Lucía dice que si algún día dejamos de estar juntos estaría encantada de que hiciera pareja con su hermana, y creo que a Isabel también le encantaría.

Al día siguiente se presentó Isabel en casa. Lucía ya tenía todo el material preparado y pasaron a verme a la habitación, yo estaba ya en la cama individual, con una sábana que me cubría lo indispensable, no usaba pijama ni ropa interior por las rozaduras que aún me provocaban las costuras y además en agosto en Madrid hacia bastante calor.

Cuando termino de darle las indicaciones, Lucía se marchó.

Isabel, aunque tenía el equipaje en la habitación principal prefirió dormir en la otra cama individual de la habitación, así podría oírme si necesitaba algo por la noche. Se desvestía en el otro cuarto y la vi llegar a la habitación con un camisón holgado que le llegaba justo a la altura de la braga. Traía una bandeja con la cena y me la puso sobre ...