De Andrés a Andrea: Mi inicio como cross - Relatos Eróticos

De Andrés a Andrea: Mi inicio como cross

... plantarme delante de mi puerta y sacar las llaves, ella abrió la suya.

- Hombre vecino...¿qué tal? Aún no nos hemos presentado.

- Ejem... sí, hola. Me llamo Andrés.

- Yo Claudia.

- Encantado.

Mi vecina es una mujer atractiva, con una expresión un poco dura, de mujer curtida en mil batallas, pero aun con sex appeal. De piel morena y cabellera negra y larga, tiene unos ojos verde claro y una mirada intrigante. Su cuerpo se adivinaba más que proporcionado, con un buen trasero y unos pechos aún erguidos.

- Bueno, si algún día necesitas algo, no sé, más ropita, ya sabes.

Se rio y a mí se me cayeron las llaves al suelo. La agarré como pude, cogí las bolsas y entré precipitadamente a mi piso mientras balbuceaba un " gracias, vecina".

Coloqué torpemente los comestibles, y minutos después, cuando estaba a punto de acabar, sonó el timbre. Era ella. Al verla por la mirilla, mi pulso pasó a 150 mínimo. No tenía más remedio que abrir, no tenía excusa.

- Hola de nuevo Claudia.

- ¿Puedo pasar?

- Sí, claro- dije sin quererlo realmente.

Le ofrecí algo para beber, pero ella lo rechazó y nos sentamos en mi sofá.

- Tranquilo vecino, tu secreto está a salvo por lo que a mí respecta.

- Gracias.

- Eso sí, me encantaría volverte a ver "vestidita".

Me dijo con una sonrisa pícara.

- No sé...ya no tengo claro si quiero volver a hacerlo. De verdad, solo lo he hecho aquella vez, por curiosidad, y no sé si me gusta.

- Claro que te gusta. Te asustó que yo te viera, pero quieres experimentar que se siente vestido de nena. Va, hazlo por mí.

Nos quedamos en silencio, hasta que ella, se levantó y me preguntó:

- ¿Dónde la tienes?

- En una caja, debajo de la cama del dormitorio que está allí- le dije señalando la puerta cerrada.

Se acercó, la abrió y un instante después la tenía delante de mí y haciéndome gestos para que me levantara y me desvistiera. Yo me sentía avergonzado, pero presionado a hacer lo que me pidiera. Me quité los zapatos, la camisa y los pantalones, quedándome solo en calzoncillos.

- Todo, las nenas no llevan eso.

Al quedarme completamente desnudo, acercó su mano a mis testículos y los apretó. Me retorcía de dolor, pero sentía que debía satisfacer a aquella mujer que sabía mi secreto.

Cogió el conjunto de red, encontró muchísimo más rápidamente que lo hice yo la entrada y me hizo levantar una pierna. Me lo colocó en pocos segundos. Acomodó mi sexo, esta vez muy delicadamente. Luego me colocó la peluca.

- Ahora sí, estás muy guapa. Gírate.

La obedecí. Curiosamente, comencé a sentirme excitado. Estaba siendo observado vestido de mujer.

- Inclínate hacia adelante.

Intrigado lo hice. Sentí como recolocaba la parte que cubría parte de mi trasero.

Ahora quedaba mi raja y mi ano al descubierto.

- Quédate así, no te muevas.

Empezó a acariciar toda la parte visible mientras yo temblaba emocionado. Comencé a tener una erección. Entonces separó con sus manos mis nalgas y con un ...