1. Sandra, colombiana viciosa


    Fecha: 16/05/2019, Categorías: Hetero Autor: ICR1975, Fuente: TodoRelatos

    SANDRA, COLOMBIANA VICIOSA
    
    Hace unos meses publiqué un primer relato donde explicaba como conocí a Sandra. Al final del relato expliqué que en los años venideros, cada vez que viajo a Bogotá por negocios o placer, siempre me reúno con Sandra para salir a tomar algo o cenar. Pero, como pueden imaginar nuestros reencuentros siempre acaban en una sesión de sexo duro. Esta es la historia de uno de esos reencuentros que empezó por salir a cenar un viernes, y acabó un lunes por la mañana.
    
    Llegué al aeropuerto de Bogotá un viernes de finales de junio. Aunque era un viaje de negocios, que empezaba el lunes, adelanté mi llegada para pasar el fin de semana con Sandra. Cogí un taxi y me dirigí al centro, donde ella me había reservado una habitación en una casa particular donde alquilan habitaciones, una especie de pensión con un comedor común. La habitación no estaba nada mal, cama de matrimonio enorme, y el servicio dentro de la habitación. Me di una ducha y justo cuando me acababa de vestir escuché la voz de la propietaria al otro lado de la puerta.
    
    -Tiene visita. –Dijo, escuetamente.
    
    Por supuesto, sabía quién era. Salí al pasillo y me dirigí al comedor. Allí estaba Sandrita. Vestía una minifalda ondulada, una camiseta de tirantes azul sin sujetador y zapatos de tacón, pero no muy exagerados. A medida que me aceraba a ella los dos nos sonreímos. Cuando estuve junto a ella la besé en los labios y la observé de arriba abajo, estaba supersexy, sus piernas, muy morenas, brillaban, y la faldita le hacía una cinturita estrecha.
    
    -¿Cómo ha ido el vuelo? –Preguntó.
    
    -Bien, bien. –Le contesté, cogiéndola de la mano, tirando de ella para que me siguiera.
    
    -Pero, ¿A dónde me llevas?
    
    -A la habitación, ya cenaremos luego. Solo de verte con esa faldita se me ha puesto la polla como una piedra. Estoy deseando ponerte a cuatro patitas y reventarte el culo cogiéndote por la cinturita.
    
    -Ufff, me encanta cuando te pones romántico. –Bromeó, justo cuando llegábamos a la puerta de la habitación.
    
    Nada más entrar la apoyé contra la puerta y la besé con verdadera lascivia. Subí su camiseta y empecé a chuparle sus juveniles tetas, succionado sus pezones, haciendo que gimiera de gusto.
    
    -Ufff, sí, sí, eso es, chúpame las tetas, estoy muy cachonda.
    
    Yo estaba enloquecido, casi fuera de mí. Rápidamente abrí mi cinturón y me bajé la cremallera y de un tirón también bajé mis pantalones y calzoncillos, haciendo que la polla quedara al aire, totalmente empalmada.
    
    -Anda zorrita, chúpamela como tú sabes.
    
    Con una sonrisa de oreja a oreja se puso de rodillas, me escupió en el capullo y empezó a chupármela.
    
    -¡Haaa! Eso es putita, sigue chupándomela. Así, así, succiona más fuerte. Eso es, traga, trágatela hasta el fondo.
    
    Ella, obediente, empezó a hacerme una garganta profunda que me estaba volviendo loco. Con la polla totalmente metida en la boca, sacó la lengua y me lamió los huevos. Entre arcadas y atragantándose, no paraba de emanar saliva, que me ...
«123»