1. Le pedí que me volviera a follar


    Fecha: 11/05/2019, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Lara, Fuente: CuentoRelatos

    ... pelo.
    
    No me considero ninguna belleza, pero considero que no estoy nada mal, tengo 24 años y una piel fina y suave, pelo largo rubio oscuro, ojos grandes de un color avellanado, caderas no muy anchas y cintura estrecha, piernas bonitas terminadas en un bonito culo, los senos normales ni muy grandes, ni muy pequeños, mis areolas de un color marrón clarito, pezones grandes y puntiagudos, mido 1,67 aproximadamente 54 kg, creo que soy bastante guapa de cara, labios finos y carnosos con una sonrisa dulce y blanca.
    
    Los días iban pasando y sentía que yo era su atracción principal, ya casi no leía, el periódico lo utilizaba para taparse en ocasiones la entrepierna, continuamente nos sorprendíamos mirándonos apartando la mirada enseguida hasta que un día, después de bañarme se acercó a mí cuando empezaba a darme crema, me saludo, se presentó y muy amablemente me pregunto que si quería él me podía ayudar a darme crema por la espalda, muy nerviosa y sin pensármelo dos veces le di el bote de crema y empecé a sentir unas manos fuertes pero suaves recorriendo mi espalda.
    
    El hielo se había roto y ahora todos los días nos sentábamos juntos, me daba crema y yo le regañaba por no ponérsela y al cabo de los días, quizás por no oírme más accedió a mi petición de dársela, recorría con mis manos su cuerpo duro y musculoso a la vez que notaba mi sexo mojarse, empezamos hablar de todo un poco, de mi tesina, era un hombre inteligente con mucha cultura y muy vivido, me fascinaba las historias y relatos que contaba quedándome como embobada mirándole los labios al hablar y soñando con que quizás algún día los podría besar, me estaba enganchando con aquel hombre, no digo enamorándome aunque quizás sí.
    
    Empecé a comer con él antes de irme a casa y a pesar de querer pagar casi siempre me invita, no podía parar de reírme, de mirar esos ojos azules, un día me dijo de quedar a cenar, que me quería enseñar un restaurante precioso en el saliente de un acantilado junto a una cala pequeña, era sábado y pensé en dar descanso a los libros aunque solo fuera esa noche y accedí, mis abuelos estaban encantados de verme tan feliz aunque sabían que era un hombre más mayor que yo, tenía casi los años de mis padres, Juan tenía exactamente 49 años, era viudo y tenía 25 años más que yo, pero eso a mí no me importaba.
    
    Me recogió a las 8 de la tarde con su coche, un jaguar descapotable color verde precioso con el volante a la derecha, iba muy informal, vestía unos pantalones vaqueros y una camisa blanca con dos botones desabrochados dejando ver sus pectorales, yo me había puesto un vestido de gasa color crema, abotonado de principio a fin por delante con unos botones de madera finos y grandes, unas sandalias y un pequeño bolso, me tiré frente al espejo bastante tiempo, peinándome y maquillándome para estar realmente guapa para él, realmente en boca de mis abuelos parecía una sirena salida del mar, una princesa de cuento de hadas.
    
    Tardamos un poco en llegar, pero mereció la pena ...
«1234...»