Tu no, pero tu amiga si 5 - Relatos Eróticos

Tu no, pero tu amiga si 5

... chicas respiraban raro, y supo que no dormían. Cerro los puños con rabia y carraspeo para que supieran que ella sabía que hacían. Y las respiraciones no se oían tanto, pero su coño y sus pezones su latían con fuerza.

A la mañana siguiente pude ver en su cara el gesto de vergüenza y disculpa, y me dio dos besos de buenos días resoplando frustrada.

-¿Qué tal la noche? ¿os habéis apañado bien?- le pregunte algo seco, haciéndome el enfadado.

Me volvió a mirar como una niña que ha roto un juguete, y me respondió:

-Si, bien, durmieron juntas y me dejaron una cama.

No le dije nada más, y me salí al porche con mi café. Quería que se disculpara de verdad, no con esa cara de niña buena.

Ella se quedó parada al no darle más charla, y se sirvió su café algo enfadada y refunfuñando. Era difícil para ella seguir con este juego que no había empezado, pero si, y pensó como podría compensarme aunque fuera un poco, y esperar a la próxima oportunidad.

Sandra se debatía y pensaba medio enfadada, medio defraudada con ella misma, pero yo miraba la venta de la loca cotilla, que ya me esperaba. Me apoye en la columna, le di una calada al cigarro y la mire, pero esta vez no se metió dentro, me mantuvo la mirada.

En realidad, por la distancia, igual no alcanzaba a verme bien, no lo podía saber. Pero me magreaba la polla y me rascaba las pelotas descarado, para ver si se metía dentro, y me dejaba tomar mi café sin sentirme observado.

-Madre mía, están las dos dormidas como troncos.- me dijo Sandra, saliendo con su café y un par de tostadas, y sentándose en el sofá de mimbre.

-Déjalas, seguro que estuvieron marujeando hasta las tantas, son dos brujas. -le dije sacándole una sonrisa.

Notaba su deseo, la veía de reojo mirar alrededor, y ciertamente no te podían ver desde la calle, por el respaldo alto del sofá. Creo que el olor que aún quedaba, y la historia de la vecina, le hicieron empezar a creer, que podía haber pasado, y me miraba conteniendo la risa pensando en si era cierto, e intrigada de quien pudo ser la afortunada.

-Oye, ¿seguro que aquí no a habido sexo? Es que huele raro.- me pregunto para ver si mantenía mi negativa, o confesaba.

La miré, aguantando el tipo y manteniendo mi rostro algo serio, y le dije:

-Si te apetece uno mañanero, lo puede haber, ya lo sabes cariño.- y le sonreí, volviendo a mirar a la vecina cotilla, pensando en que con suerte podría ver algo de sexo en directo.

-Estas esquivando la pregunta, creo que Sofia no esta tan loca como dices.- me dijo poniendo cara inquisitiva y viendo mi polla algo morcillona, empujar el pantalón de perfil.

Ahora si estaba en duda, de si dejarse follar, y de si era verdad la historia de Sofia.

Me senté en el sofá de una plaza, le quité su media tostada, porque no llegaba a la de la mesa, y le di un mordisco mirándola a los ojos. Sabia que se lo estaba pensando.

Fue a decir algo, y le metí el resto de tostada levantándome y diciéndole:

-Tranquila, ya oigo a ...