1. Tu no, pero tu amiga si 5


    Fecha: 09/05/2019, Categorías: No Consentido Autor: CacharroLoco, Fuente: TodoRelatos

    ... sus pezones endurecerse por el frescor nocturno.
    
    -No voy a dormir con el puesto.- le dijo mirándome picara, y metiéndose dentro.
    
    -¿Qué te parece? Se autoinvita .- me dijo frustrada.
    
    -Déjala, a mí me gasta igual una que las dos, ya te las paso otra noche. -le dije sentándome en el sillón de al lado del suyo, que era de solo una plaza.
    
    -¡Buff! Pues vaya palo, ahora sola para casa.- dijo sabiendo mi respuesta.
    
    -En mi cama…- y me corto poniéndome la mano en la boca, y diciéndome:
    
    -No, para ya anda, pesado ¡jajaja!.- y noto como le lamia la palma, soltándome y limpiándose.
    
    -No digo nada, pero sabes a gloria.- y volvió a reír, con sus pechos danzando.
    
    -Quédate en la cama de Rebeca, ya dormirá conmigo.- le ofrecí.
    
    Estaba claro que pasaría, pero se lo pensó, se froto la cabeza y me dijo:
    
    -Me sabe mal, ellas quieren dormir juntas, les cortare el rollo.
    
    -Pues en el sofá, bien cómodo es.- dije, mirándola con vicio.
    
    -¡jajaja! eso querrías tú, violador.- dijo, riendo los dos.
    
    -Que no tonta, seré bueno.- le volví a mentir.
    
    -No te creo, tus ojos te delatan ¡jajaja!.- me dijo poniendo la mano en la barriga, que le dolía de reír.
    
    -¿Solo mis ojos?.- le pregunte acomodándome la polla, algo morcillona, y yéndose sin poder parar de reír, llevándose otro buen magreo de culo.
    
    Seguí fumando, e intrigado de donde dormiría la mama cachonda. Mire otra vez, y allí estaba en la ventana mirándome, Sofia, la vecina cotilla que le encantaba que le azotara el culo a cuatro patas, pero cuando empezó a perder peso, no soportaba ni los azotes, ni toda mi polla dentro. Creo que eso la frustro bastante, y dejo de venir o invitarme a su casa, de un día para otro.
    
    Yo la miraba, y me frote la polla con descaro, haciendo que cerrara las cortinas y dejara de mirar.
    
    -Te la estas buscando, cotilla canija.- dije en voz baja.
    
    Las chicas veían las tres una comedia romántica, y me puse a jugar con el ordenador, a la espera de la primera que viniese a recibir mis magreos, y yo los suyos. Notaba los ojos de Sandra, que me miraba sabiendo que intentaría follármela, y se debatía en claudicar, o dormir con las chicas, y seguir como siempre. Si claudicaba, por fin viviría en persona lo que le contaba mi mujer que le hacía, pero ya nada sería igual, pero si no claudicaba también sabía que pasaría de ella una temporada bastante larga, hasta que un buen día le volviera a atacar. Se comía las uñas pensando y vio levantarse a Susana.
    
    -Traeme agua cariño. -le pidió cruzando su mirada con la mía y sacándome la lengua. Se puso colorada, sabía que se le notaba su dilema, y quiso mirarme, pero se resistió.
    
    Susana en cambio miraba la nevera notando mi mano subir por su costado y colarse en su camiseta hasta su pecho, y apretar su pezón.
    
    -Vaya rollo, iré bien tarde, no te duermas. -me dijo sobando mi culo y cogiendo una lata y la jarra del agua.
    
    -No, loca. Toca aguantarse, ya sabes que está pasándolo mal, tu distráela y que no piense.- le dije ...
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