Una historia real parte 6 - Relatos Eróticos

Una historia real parte 6

... en mi garganta y ahora me había salido su semen hasta por la nariz y lo demás me lo trague, además me habían puesto una súper cogida y tenía todo el culo adolorido, el maquillaje se me había corrido, estaba despeinada y con la tanga y las medias rotas, y todo eso fue en máximo 2 horas. Para acabarla de joder le tenía que pagar $1000 por lo que me había hecho, me empecé vestir como pude y ya me iba cuando me tomo de nuevo por los cabellos y me pregunto, y a dónde crees que vas putita de mierda, tienes que llevarme, ni creas que me vas a dejar aquí, solo me puse la falda y la blusa, ya que el bra y la pantaleta las metí en mi bolsa, en verdad yo ya quería salir de ahí, no obstante, iba aún muy caliente, ya que no pude tener ni un orgasmo en esta ocasión. En el camino no cruzamos palabras y cuando la deje en las afueras de un antro me sonrió y me dijo amablemente, ¿cómo te sentiste al ser tratada como la puta que eres, te gusto? A mí me encanto asintió nuevamente ella. Me llamas pinche puta cuando quieras más verga, sonriendo bajo del carro y se fue contorneándose.

Esa noche llegué a mi casa, me volví a bañar y a lavar la nariz y los dientes en repetidas ocasiones, me puse pijamas y me acosté, mas no podía dormir pensando en lo sucedido, me preguntaba si acaso así trataban a mis hermanas y a mi madre con los cabrones que se las cogían; ¿en realidad me había gustado esa experiencia como la anterior? ¿Y saben que es lo peor? Que, si me gustó, me encanto haber sido tratada así, me violaron de lo más lindo, me duele el culo y la garganta, pero estoy satisfecha, quisiera irla a buscar en ese mismo momento para repetir una nueva cogida, pero el sueño me venció y me dormí.

Al siguiente día por la mañana o sea el sábado, me desperté tarde, aun me sentía frustrada por no haber podido venirme yo también, así que comí cualquier cosa y sentada sobre la cama me puse a pensar que haría ese día y que haría el resto de mi vida ahora que 2 nuevas situaciones se presentaron en mi vida, la primera, el haberme atrevido a salir vestida de mujer en la noche y sin ningún problema y la segunda, que ya me habían cogido, y me había gustado mucho, muchísimo diría yo. Por otro lado, sentía la necesidad de incrementar mi feminidad al máximo, que tal si Violeta tenía razón y debería de tomar hormonas o hacerme alguna cirugía.

Finalmente, ese fin de semana ya no salí para nada de mi casa, desde el viernes por la madrugada. La semana fue como siempre, yendo a la universidad y a estudiar, en ocasiones me visitaban mis hermanas o en ocasiones iba yo a buscarlas. Para la siguiente semana decidí invitarlas a cenar a mi casa, y les daría una gran sorpresa.