1. Crónicas de un Macho Pervertido (2)


    Fecha: 05/05/2019, Categorías: Gays Autor: Nauj69, Fuente: SexoSinTabues30

    ... Marquitos lo que más quería en el mundo era tener conmigo ese vínculo especial ‘padre e hijo’; de lo que yo me aprovechaba. Así fue como logré desvirgarlo con la punta de mi gran instrumento viril.
    
    Yo lo agarré con ambas manos por su angosta cinturita y, sin sacarle mi inmensa tranca, tomé al pequeño y lo cargué en el aire (para mi fuerza el niño no pesaba nada). Ahí lo sujeté por debajo de los muslitos y empecé a cogérmelo de pie en medio de la bañera, subiéndolo y bajándolo por mi envergadura de 21cm, casi logrando empalarlo con la mitad; como si el nene fuera una muñequito o un simple juguetito sexual con el que yo estaba gozando a tope.
    
    El follarme al pequeño Marquitos era algo que había estado deseando desde el día en que lo engañé para que me la mamara y se comiera toda mi leche de macho, y finalmente lo estaba haciendo; cada vez más rápido y duro, sin importarme sus gimoteos.
    
    Quise clavársela entera; pero por más que traté de bajar más al niño por mi enorme verga, no lo logré. Anatómicamente la criatura no podía albergar más de mi carne de semental dentro de sus riquísimas entrañas o seguramente le tendría que partir la pelvis; así que, con la mitad de mi mazo ensartado en Marquitos, me puse a embestirlo con más ganas. Y justo en ese momento, él, gimiendo y sollozando, se comenzó a orinar ahí mismo. Los chorritos de orina amarilla del niño salían de forma intermitente, entre cada una de las toscas estocadas que yo le daba, cayendo dentro de la bañera y entibiando el agua a la altura de mis tobillos.
    
    Todo eso fue tan degenerado y caliente, que no pude más y me corrí dentro del culo de mi pequeño; llenándole todo el colon hasta más no poder, que gran parte de mi espesa esperma chorreaba por su estirado anito y escurría por todo mi miembro masculino hasta mis peludas bolas; mismas que continuaban cargadas, pero aun así me pude controlar. Cuando terminé de soltar esa primera tanda de semen ardiente, desmonté al adolorido de Marquitos y lo bajé para poder revisarlo. Me volví a llevar una gran y grata sorpresa al ver que no la había lastimado y que su anito no sangraba; solamente estaba sumamente abierto, hinchadito y rojo, botando unos cuantos borbotones grumosos de mi leche.
    
    Después abrí el agua de la ducha para quitarnos el resto del jabón seco, mezclado ahora con sudor, y poder limpiarle bien el culito al nene y lavar mi vergota; ya que había quedado toda embarrada con su caquita.
    
    –Mi amor estuviste muy bien. ¡Papito está muy orgulloso de ti!
    
    Le dije arrodillándome nuevamente en la bañera y quedando cara a cara con él. Marquitos aún tenía lagrimitas entre sus largas y encrespadas pestañas, haciendo que sus ojitos claros se vieran más cautivadores (yo me estaba enamorando de ese niñito).
    
    –Eso que hiciste me dolió mucho, papi… Ese juego no me gusta.
    
    –Pero a tu papi le gustó muchísimo. Eres mejor que tu mami, ¿sabes? —Y le sonreí-Además, con esto ahora yo te quiero mucho más. ¿No quieres que tu papito te siga amando ...
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