1. Mi macho viejuno


    Fecha: 17/09/2020, Categorías: Fetichismo Autor: Snaporaz, Fuente: TodoRelatos

    ... desbordaban por arriba las copas, asomando la mitad de la galleta tostada de mis areolas, y la braga era un poema a la estrechez: aunque no eran tanga se me metían por la raja del culo, incapaces de contener los cachetes de mi gordo y sabroso culo. Por delante la cosa no mejoraba, aquello era como un pan de hamburguesa empaquetado en papel film, mi coño abultaba demasiado para contenerse dentro de los límites de tan poca tela, y eso que lo tenía depilado, pero mi monte de venus tenía ese mollete de grasa que a los hombres tanto gusta y nosotras detestamos.
    
    Abrí la puerta del dormitorio y allí estaba mi Carlos: dormido.
    
    La pausa de la espera había sido demasiado para él, estaba desnudo y con la polla morcillona y semi descapuchada, señal de que había estado esperándome con ella erecta, hasta que le venció el sueño. Decidí dejarle descansar y hacerlo yo también, ya tendríamos tiempo de retozar tras la siesta.
    
    Entré al baño antes de acostarme y.. ¡¡joder!! Carlos había orinado antes de acostarse, seguro. La taza estaba limpia, había tirado de la cisterna.. pero su olor de macho había quedado impregnado en la habitación, y yo me estaba empapando otra vez sólo de olerlo, me entraba a fondo por la pituitaria y me estaba poniendo el bollo como una picaña a la brasa de nuestro gaucho favorito de Instagram, el de "Locos por el asado", hirviendo y destilando jugos.
    
    Me sequé un poquito el coño y me dirigí hacia la cama. Gateando me puse entre las piernas de mi Carlos, me agaché sigilosamente y puse mi nariz junto al prepucio sin piel de su rabo. Aspiré profundamente ese aroma a macho viejuno en celo en el que hasta ahora nunca había reparado y que me estaba volviendo loquísima. No podía dejar de aspirar aquellas feromonas o lo que fuese aquello que me tenía como una perra en celo.
    
    Bajé un poco más la cabeza y acerqué mi nariz a su escroto. El caso es que estaba limpio, pero todo él emanaba ese perfume almizclado y fuerte, sus huevos estaban gordos e hinchados, se notaba que no había descargado en estas dos semanas ni en solitario, quizás fuese eso lo que le hacía emanar aquel fuerte olor.
    
    Traviesa decidí bajar un poco más y acercar mi nariz de zorra caliente a su culo, el cual estaba accesible al haberse dormido despatarrado. Qué barbaridad, cómo le olía todo, hasta el culo, se me estaba haciendo la boca agua de pensar en comerle los huevos y el culo e impregnarme de aquel olor a macho cabrío que me hacía desvariar.
    
    Tanto olisquearle el escroto a mi marido hizo que sin querer exhalase mi respiración demasiado cerca de su piel, lo que le despertó:
    
    - Ey, qué haces por ahí abajo?
    
    - Carlos, me tienes muy caliente, necesito chuparte entero, y olerte también.
    
    Me despojé del sujetador, dejando mis tetas libres y colgando de mi torso, pues estaba a cuatro patas, metiendo mi nariz en la ingle de Carlos, que estaba muy caliente y transpiraba un poco, algo que no sólo no me importó ,sino que me encantó, pues, al tiempo que lo pajeaba muy ...
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