Amos y putitas, parte 3. - Relatos Eróticos

Amos y putitas, parte 3.

... amigo y miré a mi hombre y le pregunté:

–¿así me vas a coger de duro?

–jajaja, no. Ahí si que tocaría llevarte al hospital. A este lo cogen así por que ya está acostumbrado a la buena verga, y se las come sin chistar. Pero algún día vos también nos pedirás eso seguro, que te destrocemos el culo a vergazos. Te la voy a meter despacio, para irte acostumbrando. Tu amigo me pidió que te lo hiciera rico para que te fuese gustando.

Primero me chupó el culo. Lo más rico que había sentido unca. Y luego me fue dilatando con cremas anestésicos y lubricante que mi amigo le había pasado expresamente para esto. Finalmente, cuando consideró que ya estaba bien abierto me fue metiendo la cabeza, y así continuó acostumbrándome. Sentía algo de dolor, pero no mucho, ya que estaba anestesiado.

–ya tienes la mitad dentro. ¿Te ha dolido algo?

–un poco, pero es un dolor soportable.

–te la sigo metiendo entonces?

–sí, por favor. Cuando menos pensé la tenía toda. Mateo se quedó quieto un buen rato mientras me acostumbraba.

Al otro lado ya sin la mano de su amante en la boca estaba Felipito con las manos contra la pared, mientras su macho de turno le daba una buena verguiza. Con cada bombeo se estampaba contra la misma y rebotaba. Realmente parecía una muñequita en manos de aquel rudo semental.

Cuando ya Danielito estaba acostumbrado Mateo comenzó a bombearlo despacio, escuchándose los gemidos de ambos. Danielito pensó que nunca había sentido nada tan rico mientras con su pelvis empujaba para meterse más de aquella rica verga. Tocaba el pecho y los brazos de Mateo, sintiéndose por primera vez en la vida como una verdadera hembra con su macho. La sensación era indescriptible, y poco a poco se comenzaba a enviciar de los dioses activos.

–quieres probar la leche? Le preguntó Mateo a Danielito cuando ya se iba a venir.

–sí, me gustaría mucho.

Dale, abre la boca, le dijo Mateo sacándose el condón.

Danielito abrió la boca mientras chorros de leche le caían en la boca. Lo probó y realmente su sabor era exquisito. Cremoso y muy dulce. Sinceramente desde ahora sería su comida favorita. Al otro lado estaban Felipito con su amante de turno, acostados luego de haber hecho casi todo lo imaginable.

–realmente eres muy puta y aguantadora, le decía Lucas a mi amigo. No pensé que un niño tan chiquito fuera a aguantarse una verga como la mía hasta las huevas sin desmayarse.

–sí, me dolió bastante, pero traté de aguantar al máximo, le decía mi amigo tocando los pectorales de su hombre y mirándolo como queriéndoselo comer por completo otra vez. –además eres demasiado lindo y no iba a perder la posibilidad de poder comerme esa vergota, aunque tuviera que sufrir.

–jajaja, y será que nos aguantas una doble? Le preguntó Lucas a mi amigo.

–con ustedes dos? No creo.

–lo intentamos? Seguro que habrás comido ya vergas bien gruesas.

–si, una de 14cm de grueso por 18cm de largo, es la más grande que me comí hasta ahora, pero entre ustedes dos ...