Incesto irremediable
Fecha: 30/04/2019,
Categorías:
Incesto
Autor: Quique, Fuente: TodoRelatos
... comiéndome las tetas y comiendo mi coño. Bajé la mano derecha al coño perdido de jugos y metí dos dedos dentro. Mientras me masturbaba, a mi mente vinieron las caras, los cuerpos y las pollas de algunos de mis amantes imaginarios... Me puse tan cachonda que tuve que parar tres veces para seguir gozando. Al parar magreaba mis tetas y jugaba con mis pezones, apretándolos con los dedos y los lamía al llevar las tetas a la boca. A la cuarta vez que sentí que me venía quise parar, pero a mi mente vino el rostro de mi actor favorito, luego vi su polla y me corrí envuelta en un placer que pocas veces había sentido antes.
Al día siguiente, cuando mi hijo volvió a casa del trabajo, yo ya estaba en cama. Sentí que andaba en el horno de la cocina y supuse que iba a calentar su cena... Al rato largo, luego de cenar y de ducharse, vino a mi habitación, se sentó al borde de la cama y me preguntó:
-¿Te encuentras bien, mamá?
-Sí, hijo, pero cómo tardabas y no echaban nada en la tele, me vine para cama.
Miré para él, y vi que tenía la cara magullada. Me senté en la cama. Llevaba puesta la enagua transparente con unas bragas blancas por debajo.
-¡¿Qué te ha pasado?!
-Me peleé con tres idiotas que trabajan conmigo.
-¿En el trabajo?
-No, a la salida.
-¡¿Cómo se te ocurrió pelear contra tres?!
Mirando de reojo para mis tetas, me dijo:
-Es que me llamaron marica.
-A palabras necias se hacen oídos sordos. Tú sabes lo que eres.
-Sé lo que soy, pero también sé que no es normal que a mi edad no haya estado con ninguna chica. Soy virgen, mamá, y me da mucha vergüenza serlo.
-¿Por qué no te has estrenado con la oficinista? Y no me digas que es porque está casada.
-Porque no sabría que hacerle a una mujer cómo ella y me aterra que al descubrirlo se ría de mí.
-Al contrario, saber que eres virgen la excitaría más.
-¿Tú crees?
-Sí, cariño, si, y te aprendería cómo satisfacerla.
-Si fuese así...
-Sería así. ¿Quieres que te eche algo en los moratones?
-No, ya me hicieron las curas en el ambulatorio.
-¿Tan mal estabas?
-No, pero es que llegó la policía y me obligaron a ir.
-¿Y qué le dijeron a los otros al ver que eran tres contra uno?
-Nada porque les dijeron que los había retado yo.
-Encima de abusones...
-Ni tanto, a ellos también los llevaron a hacer las curas.
Sin darme cuenta de donde estábamos, le planté un beso en los labios.
-Bien por ti, campeón.
Me agarró la cara, me puso la cabeza sobre la almohada y me lo devolvió. Sentí su polla dura entre mis piernas y me estremecí. Lo quité de encima y le dije:
-Que no se te vuelva a ocurrir hacer lo que has hecho.
Rompió a llorar. Su llanto me descolocó, y en vez de seguir regañándole, le pregunté:
-¿Lloras por qué sabes que has hecho mal?
-Lloro porque no supe cómo seguir, si no te hubiese forzado. Soy malo, mama, soy muy malo.
Le acaricié el cabello y le dije:
-No eres malo, hijo, lo que pasa es que estás en una edad muy ...