1. La Vecinita 4


    Fecha: 30/04/2019, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Lyser, Fuente: TodoRelatos

    Conviene leer los capítulos anteriores, para captar matices, y poder sentir las sensaciones por completo. Mensajes, comentarios e ideas siempre bien recibidos.
    
    Ya habían pasado unas semanas, desde que Doña Leo, me había sodomizado con aquel largo y gordo consolador. Ni que decir tiene, que aquella corrida en su colcha tuve que limpiarla y tragarla sin motivo ni queja.
    
    Ella me llamaba según sus necesidades y apetencias, que yo raudo bajaba a complacer.
    
    La verdad que aun siendo chantajeado, el 90% de las veces lo pasaba genial. Me flipaban su curvas, y sobre todo lo guarra y puerca que era en la cama. Nunca había estado con semejante hembra…
    
    Un día, recibí un mensaje.
    
    -Cochinito mío, no localizo a mi sobrina, y no me coge el teléfono. Puedes llamarla, a ver si tú la localizas?
    
    -Claro Doña Leo. Le doy algún mensaje? ¿?
    
    -Si, dila por favor que venga esta misma tarde, que es urgente.
    
    -Así hare.
    
    Que la pasaba a esta mujer ahora, que necesitaba su sobrina. Llame a Carmen, y me lo cogió a la primera.
    
    -Hola Carmen, como estas?
    
    -Hola que tal. Todo bien. Tu?
    
    -Bien también. Mira te llamaba porque he visto a tu tía, y está muy preocupada, porque no te localiza.
    
    -Uff la vieja loca. Es que no he tenido fuerzas, para cogerle el teléfono. Y no quiero hablar con ella.
    
    -Ya, lo entiendo. Me comenta que necesita verte con suma urgencia. Puedes venir esta tarde? ¿?
    
    -Pues no lo sé Juan, la verdad.
    
    -Si quieres, pasa a buscarme y te acompaño. La verdad que últimamente, la he visto varias veces, y parece que nos llevamos bien.
    
    -Harías eso por mí?
    
    -Claro, sobre las 18, nos vemos.
    
    En las cosas que me metía, por esta señora. Pero bueno, ver a Carmen, siempre era algo bueno. Ese culo rellenito era digno de un museo.
    
    A la hora acordada, sono la puerta y era Carmen. Tan sonriente, y buenorra, como la recordaba. Para la ocasión llevaba un vestidito blanco, con un escote por el que se venia perfectamente el entreteto. Por como caían, tenía toda la pinta de que venia sin sujetador.
    
    Salimos, después de los 2 besos de rigor, y nos dirigimos al piso de Doña Leo. Llamamos, y nos abrió.
    
    -Hombre Carmen, dichosos los ojos sobrina
    
    -Hola tía (dijo con voz seca)
    
    -Pasad por favor, es algo que tenemos que ver los 3
    
    ¿Los tres? Pero que pinto yo en todo esto. Es una cosa de familia, pero por miedo a la represalias que podía tener Doña Leo conmigo, pase y cerre.
    
    Nos sentamos en el sofá, donde tantas perversiones habían ocurrido, y en la mesa había un sobre. Después de varias frases hechas, de como estaban y como les iba la vida, Doña Leo entro al grano.
    
    -Mira Carmen, no me voy a andar con rodeos. Siempre has sido muy puta. Desde que vivias aquí, se escuchaban tus alaridos, por toda la escalera. (parecía que la cosa se ponía interesante, pensé para mis adentro)
    
    -De que estas hablando vieja chiflada. En mi casa he hecho lo que he querido, y cuando que querido. Lo que te pasa, es que te morías de envidia, de que me ...
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