1. La cuñada del narco, viuda y caliente


    Fecha: 29/04/2019, Categorías: Incesto Autor: Quique., Fuente: CuentoRelatos

    Isidora tenía veintiséis años y llevaba un año viuda cuando se fue de vacaciones a México a la hacienda de su cuñado, un narco gallego que trabajaba bajo la protección de las autoridades estatales.
    
    La primera noche estaba medio adormilada boca abajo en la cama de su lujosa estancia cuando le llegó un grato aroma a anises. Después sintió cómo lentamente le bajaban las bragas. El morbo hizo que se hiciese la dormida y se dejara hacer cochinadas. Sintió cómo unas manos de tacto suave abrían sus nalgas y cómo una lengua lamía su periné y su ojete y después cómo se lo follaba. Sentía cómo la puntita de la lengua entraba y salía de su culo, perezosa, como si fuera el cuerpo de un caracol, un caracol que dejaba sus babas en el camino...
    
    Pasado un tiempo no solo se dejó hacer sino que echaba su culo hacia arriba para disfrutar a tope de aquella deliciosa follada de culo. Se puso tan cachonda que se dio la vuelta. Abrió los ojos. En la penumbra vio la silueta de una mujer. La amante desconocida le levantó el culo con las dos manos y lamió su periné y su ojete... Después de sentir los jugos calientes del coño caer en su lengua pasó a darle besos en el clítoris, unos cuantos besos después le dio lengua en los labios vaginales con la misma lentitud que le había lamido y follado el periné y el ojete. El coño le chorreaba.
    
    Le metió la lengua en la vagina y al sacarla llena de babas subió hasta el clítoris, le lamió lentamente el glande, que previamente había sacado al echar el capuchón hacia atrás, se lo lamió con la puntita de la lengua, de abajo a arriba, hacia los lados y en círculos y volvió a bajar para enterrar la lengua en su vagina. Hizo ese camino hasta que Isidora comenzó a gemir. La amante desconocida apretó la lengua contra el glande y se la metió dentro de la vagina, Isidora movió la pelvis de abajo a arriba, de arriba a abajo y alrededor y se corrió cómo una fuente en la boca de la amante desconocida.
    
    Al acabar de gozar la amante desconocida se fue como viniera, desprendiendo aroma a anises y silenciosa cómo un fantasma.
    
    La noche siguiente, cenando al lado de la piscina con su cuñado y otro narco, un narco de unos cincuenta años, moreno, muy alto, fuerte, trajeado y con acento colombiano, le decía su cuñado:
    
    -¿Echas mucho de menos a mi hermano, Isidora?
    
    -No pasa un día en que no piense en él, Fidel.
    
    -¿Qué le harías al que le pegó un tiro en la nuca?
    
    -No sé, cortarle los huevos, supongo.
    
    Uno de los sirvientes sacó una pistola, se la puso en la nuca al hombre que estaba sentado con ellos. Fidel le dijo a su cuñada:
    
    -Te hice venir para que vieras cara a cara el bastardo que mandó matar a mi hermano.
    
    Isidora le echó una mirada de odio al hombre, que se había quedado mudo. Isidora le preguntó a su cuñado:
    
    -¿Lo mató él?
    
    -Mandó matarlo, el tiro se lo pegó un sicario que ya mandé para el otro mundo.
    
    Fidel sacó una navaja de afeitar del bolsillo del pantalón, la abrió y le dijo:
    
    -Con una de estas hacen ellos ...
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