1. Nuevo hogar. Nuevas experiencias (2): Visitas inesperadas


    Fecha: 27/04/2019, Categorías: Incesto Autor: Murod, Fuente: CuentoRelatos

    ... cara para intentar mitigar un poco el sueño y me eché un vistazo rápido en el espejo.
    
    Estaba consciente que había ganado algo de peso estos últimos años, no mucho, pero sí podía notar esos kilos de más. Sobre todo en la parte del abdomen que se veía abultado y los pectorales algo caídos. Vi que la erección había disminuido un poco pero no del todo, todavía podía sentir un calor inquieto recorriéndome el falo. Desde muy joven me sentí seguro con lo que me colgaba de entre las piernas. Con lo que no me sentía seguro era con mi capacidad de relacionarme con el sexo opuesto. Siempre imaginé que al tener un pedazo de carne grande y grueso, las mujeres esperarían que supiera cómo usarlo en automático. No basta con llevar una buena arma a la guerra si no sabes cómo usarla.
    
    Así que me auto-impuse una presión irracional por tener que ser excepcional durante el sexo para respaldar aquello, la presión era tan grande y yo tan malo para ligar, que preferí evitar esas situaciones durante mi adolescencia a toda costa. Cuando conocí a Anna, apenas había estado con dos mujeres. Mi primera experiencia fue con una teibolera cuando cumplí la mayoría de edad gracias a mis amigos y la otra con una compañera de la universidad, pero esas son historias para otro momento. Anna siempre me dijo que mi polla era la mejor que había sentido y probado, no sé con cuántas y de quienes me habrá comparado y nunca le pregunté. Pero con ella no me importaba si era bueno o no para el sexo, simplemente lo hacía y ella parecía disfrutarlo y con el tiempo creo que fui mejorando ya que nunca se ha quejado y siempre quiere más. Entonces creo que algo estoy haciendo bien.
    
    “Tal vez sea momento de regresar a hacer ejercicio. Tengo tiempo de sobra ahora que estoy desempleado.” pensé mientras hacía rebotar mi pancita frente al espejo. Ese pensamiento me revolvió un poco el estómago. Por un momento, entre la presión de organizar la mudanza y el largo viaje, la emoción de Anna de su nuevo puesto, llegar a un nuevo hogar, etc., había olvidado que no tenía empleo, lo que significa que no tenía un ingreso y aunque eso no representaba un problema inmediato, ya que durante todos mis años laborales me dediqué a ahorrar un poco de mi sueldo pensando en tener un negocio propio algún día y Anna estaba ganando suficiente por los dos, sí me sentí un poco presionado para encontrar a que dedicarme a mis 45 años. Supongo que ahora también tengo bastante tiempo para pensar en eso.
    
    Salí con todo esto en mente, la casa estaba en completo silencio y por la hora no me extrañó, Anna seguro dormiría una o dos horas más y Camila anoche mencionó que estaba exhausta, así que también estaría dormida en su cuarto.
    
    Bajé las escaleras con mucho cuidado, intentando no hacer ningún ruido y también como precaución. No quería partirme el cuello tropezando y cayendo por las escaleras en nuestro segundo día de estar aquí por no saber como encender la luz del pasillo.
    
    Nota mental: Aprender la ubicación de todos ...
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