1. Eli, la madre


    Fecha: 27/04/2019, Categorías: Infidelidad Autor: Juan m 8722, Fuente: CuentoRelatos

    ... los pechos son de Delfina! Jejeje
    
    Hicimos un intercambio de fotos en ropa interior y algunas desnudas donde calentamos al rojo vivo la charla aún más.
    
    Dónde no me quedo más alternativa que masturbarme por esas fotos tan sugestivas.
    
    -¡Sé que estás con tu marido pero te quiero coger igual!
    
    -¿Sabes hace cuánto no me cogen?
    
    -Pablo no te debe ni tocar y yo tengo la verga dura para que te prostituyas conmigo.
    
    -¡ay, Juan! ¿Me vas a coger como una puta? ¿Cómo una cabaretera en un burdel?
    
    -Si, como una ramera en 4 puesta como un perrito mientras te mando mi verga bien dura hasta hacer tope.
    
    -¡ay, sí cógeme! ¡Así! ¡Voy a ser tu puta y quiero que me cojas!
    
    Ese mismo día sabíamos que nuestro encuentro sexual estaba pendiente. Los días pasaron hasta que pudimos combinar para vernos en forma privada en un motel.
    
    Rentamos por unas cuantas horas una habitación para dar a nuestros cuerpos los más profundos placeres. Eli había dejado a su marido cuidando a su hija para que su amante le haga el amor como a una prostituta por horas.
    
    Entramos al motel y mis manos ya estaban manoseando el culo redondo de Elizabeth haciéndome socio de Pablo. Marido con el cual iba a compartir la monta de su mujer.
    
    -¡Voy al baño! -me dice.
    
    Me recosté sobre la cama de la habitación para luego despojarme de toda mi ropa.
    
    Elizabeth se demoró unos instantes, para luego salir tímidamente en un conjunto de ropa interior blanco que puso duro inmediatamente mi miembro. Acercándome a ella comenzamos a besarnos y abrazarnos fuertemente mientras recorría su cuerpo con mis manos. Apoyando mi duro paquete justo sobre el pequeño triángulo que formaba su sexy braga blanca.
    
    Su respiración se agitaba mientras estos roces eran más fuertes dejando que mis manos bajen desde su cadera hasta sus nalgas surcándolas por completo. Mi lengua se introducía en su boca sin control. Para luego guiarla de modo suave a realizarme sexo oral de rodillas. Accediendo sin problemas está morocha madre me hacía una terrible felación lo cual puso como una piedra mi largo pene. Su cabeza avanzaba con dirección a mi pubis comiendo y tragando todo lo humanamente posible. Lamía de gran manera mis testículos de arriba abajo con su ancha lengua. Luego de succionarme el glande con gran entusiasmo dejándome listo para que la penetre.
    
    Era un hecho que su esposo Pablo tenía unos cuernos de alce sobre su frente los cuales nunca podría quitarse. Sería un cornudo al cual le cogí a la mujer mientras esta le había ordenado cuidar a su hija en su casa al tiempo que ella abría las piernas frente a mí.
    
    Luego de esto se puso en pie mientras mi mano jugaba y acariciaba entre sus piernas. Completamente depilada para la ocasión mojaba mis dedos bajo su braga de encaje blanco.
    
    Mis dedos enaceitados olían a su concha. Olor a vagina de madre casada el cual me volvía loco.
    
    Con mi otra mano saqué sus lechosos senos de dentro de su corpiño. Los cuales estaban provistos de 2 jeringas largas que ...