1. Las refugiadas - Primera vez


    Fecha: 27/04/2019, Categorías: Hetero Autor: JBWriter, Fuente: TodoRelatos

    ... que habían hecho escala en su casa para dejarla. El pueblo estaría vacío como los demás días.
    
    Pero al llegar a la entrada de la calle dos coches de la policía cortaban el acceso. Dentro se veían más y una ambulancia. El chófer paró y bajo a ver qué pasaba. Rosa se impacientó y salió sin esperar a que le abriese la puerta. Miro los coches policiales. Uno era de la local, pero el otro era de la guardia civil. Uno de los locales se aceró a ella al verla. La abrazó. Julio Martínez Martínez era amigo de sus padres. Más de su madre con la que en el pueblo algunos cuentan que estuvo de noviete un tiempo y de la que ella decía que era un primo segundo de ella.
    
    —Lo siento mucho, niña —le dijo—. Lo siento. Eran buenas personas.
    
    —¿Qué ha pasado? —se extrañó ella.
    
    —¿No lo sabes? —se extrañó—. ¡Mierda! ¡La he jodido! —La volvió a abrazar.
    
    »¿Tienes dónde quedarte? , que no sea casa de tus padres.
    
    —Creo que sí… por, ¿por qué?
    
    —Alguien… Alguien les ha atacado. Creemos.
    
    —¿Van a llevar a mi madre al hospital? —preguntó. Julio la volvió a abrazar.
    
    —No. Ya no. Lo siento pequeña. —Lloró a la vez que ella—. Si puedes irte a otro lugar descansa y ven mañana —susurró—. Si te ven será una noche muy dura para ti.
    
    —Gracias. —Lo besó en la mejilla, se soltó y acudió junto al chófer que estaba preguntando a uno de los guardias civiles. Rosa pensó para sí que era una suerte ser mayor de edad. La dejaban irse. De haber tenido un año menos Julio habría llamado a los servicios sociales y alguien manejaría su vida—. ¿Me podrías llevar de vuelta a Valencia? —le pidió en un susurro—. Sé que no es lo contratado, pero te pagaré de alguna forma...
    
    —No hace falta que me pagues… me han explicado…
    
    Rosa entró en el coche. El chófer la siguió y se pusieron en marcha. Sin embargo, por el camino empezó a llorar. Él paró en el arcén y se cambió al asiento de atrás para consolarla.
    
    —¿Estás segura de ir a casa de tus amigas? —insistió él una vez ella había calmado los lloros—. Mira que es tarde.
    
    —Lo que quieres es llevarme a tu casa y aprovecharte de mí.
    
    —No. Te aseguro que no busco aprovecharme de ti. Pero mi conciencia no me permite dejarte a estas horas si no sé si vas a ser bien acogida… ni dejarte en la calle.
    
    —¿Y en tu casa?
    
    —Puedes dormir esta noche y mañana te llevo por la mañana. Eso sí, a las siete salimos.
    
    —Bien.
    
    Llevaron al garaje de una de las urbanizaciones de lujo que rondaban el área metropolitana. Entró el coche en un garaje que se abrió automáticamente al acercarse. Puso a cargar el coche y ambos subieron a una vivienda situada encima del mismo. La casa ocupaba lo que el garaje, unos treinta metros cuadrados. Era una sola habitación con una pequeña barra con microondas, salón—comedor—dormitorio y un aseo con ducha que era lo único que estaba aparte en una esquina. La decoración está compuesta únicamente por fotos de coches deportivos y de lujo y posters de culturistas en concursos.
    
    —El sofá es cama —dijo él empezando ...