Y al final compré aquello que estaba de moda. - Relatos Eróticos

Y al final compré aquello que estaba de moda.

... alta, empoderada y segura de mi misma.

No pasaron ni diez minutos cuando llegue a las puertas del restaurante, que formaba parte de un pequeño hotel.

Al verlo lo primero que pense fue que el tal Gerardo iba sobrado de confianza si creia que en la primera cita ya iba a follarme en una de las habitaciones.

Uno de los camarero se me acerco.

-¿Tiene usted reservada mesa?.

-No. Pero he sido invitada por el Señor Gerardo Diaz Paris.

-Si. Lo conocemos muy bien. Acompañeme.

Me respondio el camarero.

Lo segui llegando a una mesa que estaba dispuesta para la ocasion con dos sillas una enfrente de la otra.

-El señor Diaz tardara en venir.

-Esta bien esperare. Deseo tomar...

Ya no pude continuar diciendole al camarero lo que me apetecia tomar mientras esperaba, ya que dandose la media vuelta se alejo sin hacerme el minimo cosa.

Parecia ser que los hombres en Talbar eran todos unos maleducados.

Ante este trato denigrante mi enfado iba en aumento.

Los primeros quince minutos los espere tranquila, sin que me llevaran nada, ni se acordasen de mi. A la media hora de espera empece a pensar en levantarme e irme, cosa que iba hacer tras estar mas de cuarenta y cinco minutos de espera, viendo a los demas clientes comer mientras yo me moria de hambre, como si fuese un perro abandonado a las puertas de un restaurante.

No es que estuviese enfadada ahora lo que estaba era cabreada de verdad.

-Soy Gerardo.¿Y tu eres.....?.

Levante la cabeza y vi ante mi a un chico que sin esperar a mi respuesta se sento a la mesa.

-Mi nombre es Leticia.

Le conteste de malas maneras por el cabreo que tenia. A el no parecio importarle mi actitud desafiante.

Eche un vistazo rapido al tal Gerardo, comprobando que era un chico muchisimo mas joven de lo que yo me esperaba ya que su voz parecia la de una persona mas mayor. Apenas debia llegar a los treinta años de edad, veinte menos que yo, iba a parecer una asaltacunas, pero debi imaginarlo la dependienta del sexshop tenia esa misma edad.

Era mas alto que yo lo cual me agrado, pero demasiado delgado para mi gusto, practicamente era un tirillas.

Resumiendo. Que no tenia nada que pudiera atraerme. No era para nada mi tipo de hombre y no me sentia excitada por el, ni siquiera me imaginaba follandomelo. En otras palabras y siendo sincera era feo.

Desde luego la chica del sexshop no tenia gusto para los hombres.

Por educacion no me levante y me fui, aunque no me faltaran las ganas despues de casi una hora de espera, no queria montar un escandalo ni ser tan maleducada como el lo habia sido. Queria demostrarle que tenia mas clase que el.

-Ya podemos empezar a cenar. Aqui lllega la comida.

-Yo no he pedido nada.

-No importa. Ya he pedido yo por los dos. Se lo que te conviene, por eso no he pedido postre, te sobran kilos y tienes que adelgazar.

Al oirle decir eso me puse totalmente roja, no de vergüenza, si no de rabia.

Pero quien se creia que era el para pedir por ...