Andrea 5 - Relatos Eróticos

Andrea 5

... tarde. No puede volver a repetirse.

- Estaba muy cansada -sonreí- después de la noche.

- Eso no es una excusa para dejar de cumplir tus obligaciones, que a partir de ahora se veran incrementadas.

- ¿Y eso?

- Te encargaras de limpiar la casa, hacer las camas, preparar el desayuno y la cena.

- Pero mis estudios no…

- No interrumpas. Cumplirás estos cometidos, sin discutir. ¿Has olvidado lo que hablamos?

No, no lo había olvidado, pero ella parece que había olvidado el tremendo sexo que habíamos vivido.

- No. Lo haré.

- Bien.

Se sentó y me miro, mientras acercaba su taza de café a los labios, unos labios carnosos que disfrutaban con mi coño y mis pezones.

- Se te darán pautas de como vestir. Las obedecerás sin rechistar.

- Si

- Tampoco quedaras con nadie, ni con amigas, ni amigos, para eso me pedirás permiso

- Pero si tengo que estudiar.

- Me pedirás permiso. Dime si lo has entendido.

- Lo he entendido.

- Bien. Siempre que estés en esta casa lo primero que harás al llegar es subir a tu habitación. Allí se te dejara la ropa que debes ponerte.

Se puso nerviosa.

- Andrea, cuando vuelvas hoy seras azotada.

Sonreí

- ¿Como esta noche?

- No. Sera mas doloroso. Lloraras. No debes disfrutar.

Mi sonrisa se esfumo

- Pero, ¿porque?

- No preguntes. Nunca. Solo obedece. Ahora, marchate.

Me levante y fui hacia la puerta, ella me acompaño.

- Belen

- ¿Si?

Pensé un momento.

- ¿Puedo hacerte una pregunta?

Sonrió.

- Veo que lo vas entendiendo. Preguntame.

- Después de azotarme, después de hacerme llorar ¿dormiremos juntas?.

- Si.

- Entonces, no me importa.

Cruce la puerta, sentí su mirada en mi espalda mientras me apresuraba para no perder el autobús de esa hora.

El día se paso a toda velocidad. Incomprensiblemente deseaba llegar a casa, estar en manos de mi tía, que jugara conmigo, que me usara, solo el pensarlo convertía a mi tanta en agua. Era viernes, y mis amigos intentaron quedar conmigo, pero les di mil excusas. Mas difícil fue Pamela, que no se dejaba convencer tan fácilmente.

- Venga tía, no me jodas, podemos pasarlo de puta madre.

- No de verdad Pam, no puedo. En serio.

- ¿No habrás quedado con un tío y no me lo quieres decir?

- No, en serio. No puedo.

Pam era de las insistentes. Guapisima. Con una melena rubia y un cuerpazo de infarto, los tíos se volvían locos solo de verla, pero, aunque parezca increíble, no era de las lanzadas. Solo le había conocido a un novio desde el instituto. Finalmente, dejo de insistir.

Llega a casa nerviosa, abrí la puerta. Belen no estaba por ningún lado. Me desilusione un poco. Al entrar en mi habitación vi encima de mi cama un conjunto de medias negras, un liguero, un tanga diminuto, un sujetador negro transparente y cuatro brazaletes con argollas y un collar como de perro. Contemple todo el conjunto. ¿tenia que ponerme eso?. Bien. Me desnude, me puse todo aquello, me mire al espejo, parecía una puta a ...